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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

martes, 5 de septiembre de 2017

Un chamois de honeymoon (I)

No fue nada difícil la negociación con Cristina, todo lo contrario. A ambos nos apasionaba la idea de incluir una excursión de caza durante nuestra luna de miel, y con esa idea fuimos dando forma a un viaje irrepetible y especial, como lo tiene que ser un viaje así. La primera toma de contacto fue en Madrid, en la pasada feria de VENATORIA. El destino lo tenía claro, Europa. No podía pinchar en hueso en mi primera aventura fuera de España y más sabiendo que una mala experiencia podría condicionar, y en que manera, mi utópico futuro cinegético fuera de las fronteras de nuestra patria.

Junto a Tony Sánchez Ariño en VENATORIA 2017.

Tras darle muchas vueltas, finalmente optar por Austria, sin duda era una apuesta segura. El purismo de la caza en aquella zona, el tipo de caza que allí se practica y la tradición venatoria que se respira, marcó la decisión. Ciertamente, no solo eso pesó a la hora de decidir, la seguridad del país y las comodidades que se pueden encontrar moviéndonos por Europa siempre facilitan la organización de una excursión de esta índole, y para ser nuestro estreno había que tener todo esto también en cuenta.

Destino: Österreich (Austria). 

Con el destino decidido, solo faltaba concretar la especie y la empresa con la cual cazaríamos. Mi pasión por la caza de montaña me hizo poner la vista en dos especies: el rebeco y el ibex, que finalmente y tras conocer tasas de abate, el rebeco fue la opción real. En relación a la empresa, la intuición femenina de Cristina nos llevo a sentarnos con Eduardo Fernández de Araoz y con Martin Neuper, responsable de CAZATUR y socio-propietario de FN HUNTING respectivamente, en su stand. El plan que nos ofrecieron, las facilidades que nos dieron en todo momento y las buenas referencias de amigos que ya habían cazado con ellos en otras ocasiones y destinos, nos hicieron creer en que realmente esta ilusión, que empezó como algo utópico, podría convertirse en realidad.

Viaje desde aeropuerto de Venecia (Italia) hasta St. Veit an der Glan (Austria).

Con el tiempo, fuimos concretando y diseñando nuestro viaje de novios en el cual recorreríamos en coche Italia de cabo a rabo hasta que Martin nos recogiera en Venecia para acogernos en "Gut Keutschachhof", su preciosa casa en la región de Carintia, al sur de Austria, donde intentariamos cazar el rebeco alpino. Realmente existían otras alternativas donde hospedarnos, pero la cercanía de Martin y Andrea, su esposa, desde que los conocimos en Madrid, y la posibilidad de empaparnos de todo lo austriaco, nos animó a seguir su consejo y pernoctar en su maravillosa villa cercana a St. Veit an der Glan, al sur del lago Längsee, lo que a la postre fue un verdadero acierto.

Espectacular el paisaje en la frontera de Italia con Austria.

El viaje desde el aeropuerto Marco Polo de Venecia hasta Gut Keutschachhof no se hizo nada pesado, el paisaje espectacular, peculiar el lago Wörthersee e imponentes las montañas que pudimos ver en los aproximadamente 300 Km que tuvimos que recorrer. Martin nos fue detallando lo que nos tenía preparado en estos próximos días, y realmente la ilusión que nos inundaba tanto a Cristina como a mi era tremenda. Por delante un apasionante rececho en Los Alpes austriacos tras el duro rebeco alpino.

El "willkommen" en casa de Martin, muy propio.

El recibimiento de Andrea, la esposa de Martin, junto a sus dos hijos, Gabriel e Isabel, fue como mínimo, especial. En una pequeña pérgola, una botella de champán y un imponente paisaje en el que a poco más de 150 m pastaban un grupo de gamos. Las sonrisas que reinaban en nuestras caras delataban que la elección del lugar era más que acertada y lo que teníamos por delante los próximos días sería como tenía que ser, inolvidable.

A pocos metros de la pérgola, los gamos.

Fue cenando, después de conocer donde dormiríamos y el pabellón de caza en el que tan buenos ratos echaríamos, cuando nos pusimos serios. Teníamos por delante tres días de caza en el que el objetivo era claro, hacernos con un más que buen rebeco alpino y además, trabajarnoslo como a mi me gusta,  y eso merecía un plan previo a pasar a la acción. Empezaríamos cazando en una zona propiedad de la familia de Martin, en ella, las semanas previas ya habían cazado un buen rebeco pero Martin tenía vistos otros tres magníficos ejemplares. El primer día de caza lo destinaríamos a esa zona, si no había suerte, el segundo día cambiaríamos de área a otra zona de caza gestionada por Martin en la que la densidad era mayor.

En la barra del pabellón de caza echamos muy buenos ratos.

Para la primera toma de contacto, Martin tuvo piedad con esta pareja de recién casados, y no nos hizo madrugar mucho. La previa de la noche anterior se alargó más de la cuenta con una amena tertulia en el pabellón de caza donde alargamos la sobremesa tras la cena. Cristina domina el inglés a la perfección, el que suscribe se defendió como un titan aunque a mi me da la sensación que entre cazadores existe un idioma universal que nos hace entendernos sea cual sea la lengua que hablemos. Monterías, safaris, alta montaña,...el repaso que dimos a la venatoria fue serio.

Nuestra casita austriaca en Gut Keutschachhof.

Desde aquella primera toma de contacto en Madrid, Martin me ofreció su rifle para cazar. Para mi esa opción era la mejor, el tener que recorrer Italia con mi rifle a cuestas no me hacía nada de gracia. Sería pues un Mauser M03, 8x68, con un visor Zeiss, con el que tendría que andarme fino para hacerme con mi soñado rebeco austriaco. El resto de chismes si que venían en nuestro equipaje desde que partimos de España.

Precioso el paisaje austriaco desde cualquier punto.

Con unas pocas vivencias de caza ya cargadas en el morral, encantado, iniciaba esta nueva aventura. Por delante un nuevo país, un nuevo trofeo y una nueva experiencia. No dejan de ser ilusionantes estas expediciones para un apasionado del campo y la caza, como lo es un servidor, si bien en esta ocasión, además de la carga emocional del viaje, que era mucha, el ver a Cristina tan animada y tremendamente nerviosa por vivir estos días de caza tras el rebeco, y en un lugar tan espectacular, me provocaron, y aun me provocan, un regusto interno que difícilmente se pueda explicar si no es viviendo uno mismo algo parecido.

Con la ilusión que delatan nuestras caras cenamos la noche previa. 

lunes, 22 de mayo de 2017

Una nueva etapa, una gran ilusión


Comienza una nueva etapa. Han pasado ya cinco años y cuatro temporadas sin dar la cara por REHALA, mi blog, que se dice pronto. Mucho tiempo, muchos cambios y un zurrón muy cargado a las espaldas, lleno de alegrías y disgustos, repleto de emociones y experiencias difíciles, de las que marcan y endurecen la pellica. Una experiencia intensa, vivida por dentro, en la que no hay sino agradecimiento hacia quien ha tutelado mis primeros pasos en el mundo de la rehala, Pepe Ortega, quien desde la amistad que nos une, me amparó y me guió para que llegado el momento, y no sin dificultad por la decisión tomada, haya sido capaz de dar el paso y echar a volar solo en este difícil gremio, el de los dueños de rehala.


Con este post arranco un nuevo camino, una nueva aventura, llena de ilusión e incertidumbre, y atestado de ganas y esperanza por hacer realidad mi tan anhelado sueño. Vuelvo a escribir después de cinco años de sequía en los que mi pluma solo trabajó, animada por mi amigo Antonio Adán, en concretas colaboraciones en la revista digital Captiva y que sirvieron para quitar el gusanillo de quien aparco sus relatos montunos por circunstancias varias que no vienen al caso.


Con la fuerza y el cariño de mis fieles seguidores, el calor recibido, y sobretodo, los ánimos por volver a echar andar este singular rincón de la red, vuelvo al tajo tras este largo punto y seguido. Por delante un proyecto que va afianzándose a medida que pasan los días, con importantes inversiones y duros sacrificios, mucho tiempo dedicado y una amalgama de papeles, documentos y escritos que no podrán con una afición difícil de medir: la de los perros, la de montear, la de la rehala.


Dispuesto a todo, y con el apoyo de Cristina, la que a finales de Julio será mi futura esposa, doy el paso. Se juntan perros y se averigua sitio en condiciones donde tenerlos, compramos furgoneta, buscamos perrero y empiezo a mover documentación. No es fácil tener perros en condiciones y de forma legal, lo que esta claro que no debe haber justificación para no hacerlo de esta manera. Sin trampas ni cartón, haciendo las cosas por derecho y revindicando la figura del dueño de rehala, tan deteriorada hoy día, decidimos, Cristina y yo, sentar las bases de este nuevo proyecto.


Un camino duro y solitario, en el que el colega más cercano en edad pudiera ser mi padre y en el que la cantera que se vislumbra y que debe achuchar se ve vacía y con pocas perspectivas de que renazca. No hay nuevos aficionados a la rehala por la simple razón de la afición y no por un puñado de dolares diarios o una forma de especia con la cual mercadear. Hay que tirar del carro, hay que salir del armario -¡que este gremio se nos muere señores!-, hay que asomar la gaita sin miedo y hacernos sitio sin cobardía, tenemos que batirnos en caballera batalla dentro del monte por dar la magnitud que se merece el perro de rehala y nuestra montería. La rivalidad es buena siempre, hay que romper esta situación de comodidad y de cumplir expediente en la que lo menos malo sirve.


Decidido a encontrar mi sitio me lanzo a la piscina, con la pureza y la ganas de morder como estandarte, me dispongo a acudir donde me llamen, donde quieran seriedad y formalidad, donde necesiten perros que muevan el monte y hagan disfrutar a las escopetas y donde respeten y cuiden a las tres famosas patas del banquillo; perrero, perros y su propietario, en este caso, un servidor, Rodrigo Barbudo, Rorry.