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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

martes, 1 de febrero de 2011

Dehesa Arroyo Molino (Montoro, Córdoba)

Mis primeros tiros a los zorzales fueron en esta finca, los recuerdo como si fuera hoy mismo. Éramos aun unos chavales con pocos tiros a nuestras espaldas y pasar un fin de semana solos pudiendo cazandanguear por esta bonita finca era estar en el mismo cielo. La escopeta ni la llevaba, nos íbamos turnando una a ver si conseguíamos cobrar alguno.

Mesa del sorteo en Dehesa Arroyo Molino.

Desde aquel entonces ha llovido mucho, han pasado muchos años, y son muchas las veces que la familia Lenzano Grande ha contando con mi padre y conmigo para montear en su casa, en Arroyo Molino. Tremendo es el aliciente y la ilusión que nos hace volver cada año pues siempre recordamos el marranaco que cobró mi padre en un descaste de ciervas, cuando yo empezaba a pegar mis primeros sustos a las reses.

Podenco de la rehala de D. Antonio Ángel Marín.

El día amaneció encapotado, las previsiones daban agua para media mañana y no tenían pinta de que fueran a fallar. La carpa montada para resguardarnos fue el sitio donde se realizó el sorteo, mandándonos la suerte al número 2 de Raso Botija. Sobre el papel no pintaba mal y las referencias que nos dieron fueron ilusionantes.

Detalle de la furgoneta de la rehala "Barranco Hondo"

Después de preparar el cuerpo con unas buenas migas y calentarnos en la candela, momento del rezo. Poco iban a tardar en salir las armadas y mejor estar ya puestos antes de que arrancara a llover, que siempre es más incómodo montar las armadas cuando ya ha empezado a caer el agua. Mi amigo Julio, el menor de la familia Lenzano, iba al puesto siguiente al nuestro y cuando vio donde nos quedamos nos animo: Este puesto siempre tira algún cochino.

Durante el rezo en Dehesa Arroyo Molino.

Tras echar una visual al 2 de Raso Botija, no me pareció a mí el puesto más idóneo para que nos entrara un marrano, pero en fin, había que darle un voto de confianza al bueno de Julio. Se situaba en una hoyita amplia y suave, rodeada de pinos clareados no hace muchos meses. A nuestra espalda una mayor pendiente coronaba en un pegote de monte bastante sucio. El vigor de las chaparreras que salteaban entre los pinos alegraba la vista, y es que se agradece que se mire por los quercus. Si se movían reses sería un puesto divertido, pero sinceramente no era el tipo de puesto que más me gusta.

Mi padre, atento al flanco derecho de nuestra postura.

La lluvia no tardó en hacer acto de presencia, confirmando las previsiones horarias, y antes de soltar tuvimos que sacar la ropa de agua. Los primeros perros empezaron a dar cara por nuestro tiradero, era podencos finos con goma amarilla y collar verde: los de D. Ramón Mohedano. Alegres y con buenas maneras trastearon el poco monte que teníamos a nuestro alrededor, levantando algo de cervuno que no llegamos a ver.

Parejos y de buena estampa, los podencos finos de la rehala de D. Ramón Mohedano.

Por la mano baja los atravesaos de D. Antonio Urbano apretaban a las pepas que daba gusto, que buena facha tienen los de divisa a franjas naranjas y negras con collarín de la cencerra naranja. Los tiros se sentían y las carreras de las reses eran un ir y venir. Nada relevante, mucha cierva y algún venao de poca entidad.

Podencos de Mohedano dando cara a nuestra postura.

El ruido de la lluvia sobre el paraguas evitaban que sintiéramos como deberíamos y el hecho de ser un puesto tan amplio provocaba que nos faltaran ojos para tener controlado tanta posible corrida de los bichos. Fue una vez ya traspuestos los perros cuando mi padre me puso en alerta: ¡El cochino, el cochino! Efectivamente, por nuestra espalda y cerca del viso, un marranote tomaba dirección contraria a los perros.

El marrano corrió por la espalda del puesto.

Nervioso y descolocado por la sorpresa y el no haberme percatado (solo tengo dos ojos), intento buscar un hueco entre los chaparros que tapaban la carrera del animal. Tres tiros precipitados, de abajo arriba y sinceramente, con poca fe, estropean el lance y provocan que el segundo marrano de la temporada se vaya. El mosqueo no hace falta que lo explique, pero la sangre me hervía.

Pepe Sartén, que fuera perrero de Cadenas, entró acompañando a la rehala de Urbano.

Si al final Julio tenía razón, y en ese puesto, por mucho que me costara creérmelo, se tiraban cochinos. Alguna cierva mas cruzó por la vaguada de nuestra derecha, pero la vuelta de los perros tuvo poca historia. Poco tardamos en recoger bártulos e ir en busca del puchero, el día había sido frío y por mucha ropa de agua que se lleve, uno siempre acaba mojándose.

Poco tardaron en llegar los primeros carritos cargados de reses.

Los hubo con bastante suerte, entre ellos Julio, que cobró un parejo catorce puntas, Ricardo, su padre, se hizo con el mejor venao de la montería y Fernando Carmona estuvo fino echando abajo cuatro marranos. Prácticamente los cuarenta puestos tiraron, cobrándose cincuenta reses, de ellas treinta fueron venados de una bonita media, y una primera fila destacada. Es de destacar el buen resultado de marranos y es que no fue el día más propicio, sino que me lo cuenten a mí.

Julio Lenzano posando con su venao.

Lástima que la climatología no acompañara pues el plantel final merecía un mejor broche final, a pesar de todo, las caras de satisfacción y los corrillos alrededor de los buenos trofeos, confirmaron un nuevo éxito de la familia Lenzano Grande en Dehesa Arroyo Molino.

Guapas monteras posando con uno de los venaos cobrados en Dehesa Arroyo Molino.

5 comentarios:

  1. Laura (rehala serrano)24 de febrero de 2011, 1:07

    Oye rodrigo que digo yo que un blog es para escribir y lo que viene siendo al dia no es que este el tuyo...
    Hijo que va a acabar febrero y solo tenemos un triste relato...te estas haciendo de rogar....

    Un abrazote desde los castañares.

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  2. Toda la razón Laura, toda la razón. Me gustaria disponer de más tiempo, realmente me queda mucho por escribir de esta temporada ya finiquitada pero os debo pedir disculpas por teneros un tanto olvidados, me comprometo a poco a poco ir sacando las muchísimas entradas que me quedan pendientes.

    Gracias por seguir ahi, me animais a continuar.

    Un abrazo.

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  3. Muy buena crónica Rorry, soy Juan Casado. La verdad es que me gusta mucho tu blog, lo seguiré leyendo.

    Un Saludo

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  4. Rorry publica algo que estoy con la depresion postemporada y me va a dar algo, escribenos sobre alguna de tus salidas al campo con la rehala de borland que yo tambien tengo rehala y me encantan las cronicas que haces sobre la rehalas y su mundo.


    Un saludo

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  5. Lo siento Rehala "El Olivo" pero no dispongo de todo el tiempo que me gustaría para poder dedicaroslo con mis historietas monteras y en compañia de los perros, pero gracias a comentarios como el tuyo me animo a intentar sacar un hueco durante la semana para ir actualizando el blog y no perder a tan fieles seguidores como me demostrais que sois de mi hueco en la red.

    Juan, me alegra mucho que te guste el blog y lo sigas con periodicidad.

    Muchas gracias por los animos.

    Un abrazo compeñeros,

    Rorry

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