UA-111663215-1

UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Las Escobas (Hornachuelos, Córdoba)

Hubo que pasar antes por Suerte Alta a recoger a la "Sola", pues como comenté en la entrada anterior, pasó la noche en el raso. Una vez montada en el camión, no sin dificultad, fuimos a las perreras a cargar para salir dirección a Hornachuelos, termino municipal donde se localiza la mancha Las Escobas.
·
Estampa muy montera en el inicio de la carretera de San Calixto.

La junta de las rehalas, en la recta donde comienza la carretera de San Calixto, justo delante de la imagen de Nuestra Señora Reina de los Ángeles. Allí, poco a poco, fueron llegando las muchísimas rehalas convocadas para echar Las Escobas, la mancha abierta de Navaloscorchos. Buenas rehalas las allí presentes, en su mayoría de la Asociación de Rehalas de Córdoba.

Detalle de las furgonetas de las rehalas de: Salado, Cruz-Alcaide, Sanz Parejo y Aguilera.

Antes de salirnos de la carretera, y en un pequeño ensanche de la misma, momento de organizar las sueltas y buscar cada rehala su guía. Fue entonces cuando nos enteramos de las rehalas que compondrían nuestra mano, un total de tres: La rehala de D. Juan Agredano (divisa collar verde y collarín de la cencerra rojo), la de D. Francisco Soriano (collar franja verde sobre fondo blanco) y los borlanes de D. Rafael Borland (divisa collar negro sobre fondo azul y collarín de la cencerra amarillo).

En la entrada a El Asiento y Navaloscorchos se organizaron las sueltas.

Nuestra suelta, junto a la puerta de El Asiento, la conocía bastante bien Joaquín Borland, por lo que actuaría también de guía encargado de conducir la mano. Poco a poco nos fuimos adentrando en la mancha, un magnífico alcornocal delataba la riqueza de un paisaje típico de la Sierra de Hornachuelos.

Bonita la estampa del podenco de la rehala de D. Antonio Navajas.

Gran recuerdo guardo de esta mancha, y es que hace ya unos pocos de años cobré un venao que entró seguido del grueso de una rehala, en compañía de mi amigo Álvaro, en un lance que siempre recordaré. Por aquella época la mancha recogía muchas más reses que hoy día y es que actualmente el haber cercado alguna de las linderas ha perjudicado bastante a esta mancha de Las Escobas. Aun así se le siguen cobrando bastantes reses.

Podenco de la rehala de D. Calixto Barba y D. Rafael Muñoz (rehala de Jubel).

La suelta se hizo esperar, había que aguardar una media hora larga desde que se soltaban las demás rehalas. El cervuno corre hacia los llanos próximos a la entrada de El Asiento y esta suelta tiene como misión empujar las reses de nuevo a los puestos por lo que la estrategia a seguir era aguardar lo más posible hasta abrir las puertas de los camiones.

Espartaco, magnífico berrendo de la rehala de Borland.

Tranquilamente fuimos cambiándonos mientras escuchábamos los primeros disparos. La mano alta sería para José Antonio, perrero de Soriano, la baja para los hermanos Sojo y los valientes de Agredano y entre ambas, Joaquín y sus borlanes. Los nervios se notaban en el interior de los furgones donde podencos y atravesaos ansiaban montear.

Joaquín Borland y Nico Priego esperando el momento de soltar.

Las sueltas, escalonadas, ofrecieron un espectáculo maravilloso. Las carreras alocadas entre el quebrado y limpio alcornocal mostraron imágenes de gran belleza. Las primeras ladras apenas tardaron en escucharse, en su mayoría pepas que corrían intentando salirse de la mancha. Un par de venaos salieron también para atrás, siendo abatidos por los puestos de cierre.

José Antonio, perrero de Soriano, soltando en Las Escobas.

Próximos al Arroyo del Tinte nos cruzamos con la rehala de D. Vicente Merino (divisa collar rojo y collarín de la cencerra rojo) y con la de D. Rafael Cruz y D. Rafael Alcaide (divisa bandera nacional sobre fondo verde y "corbata" bandera nacional). Precisamente acompañando a Raúl, perrero de esta última rehala, iba un buen aficionado y amigo, Grego Luna, que cámara en mano no perdía detalle del discurrir de los perros por la mancha.

Grego Luna junto a Raúl, perrero de la rehala Cruz-Alcaide, en Las Escobas.

Con la subida hasta Las Cumbres de Las Escobas se cerró la vegetación de la mancha. Monte bajo muy cerrado y con mucho más agarre que las quebradas de alcornoque, nos ilusionó con levantar algún marrano, pero no estaban allí y tampoco se suponía pues, ciertamente la cara que monteamos no se vio muy tocada de los cochinos.

El momento del cruce con Juan Francisco, perrero de la rehala de D. Vicente Merino.

La vuelta, más ligera y sintiendo los coches de los monteros camino del cortijo, tuvo poca historia. Ya había salido todo y era momento de ir acollarando perros camino de la suelta junto a la puerta de El Asiento. Hubo que ir parándose en cada puntalillo para ir llamando perros y es que faltaban el grueso de los borlanes y el lugar de la suelta estaba muy separado de la mancha.

Joaquín, junto a sus borlanes acollarados, llamando desde un puntal en Las Escobas.

Ya en los camiones instantes para tocar el caracol, contar perros y preguntar por las emisoras. Con tantas rehalas no es raro que aparezcan perros en otras sueltas. A las tres rehalas nos tocó esperar a algún valiente que tardó en dar la cara por la suelta. El bueno de Perico, perrero de D. Antonio Ángel Marín, se junto con nosotros a esperar uno suyo, pues había soltado a nuestras espaldas encargándose de correr las reses de los llanos.

Perico, perrero de la rehala de D. Antonio Ángel Marín, esperando perros en la suelta.

Una vez cambiados, llego el momento de reponer fuerzas con fiambres y demás pitanza, en compañía de Juande Agredano que vino a saludarnos y a preguntar a los Sojo como había ido el día. Poco tardó D. Rafael Borland en localizar la ubicación del último perro que faltaba por llegar, yendo a por el y estando así completos antes de que cayera el sol.

Bonita la estampa de Borland tocando la caracola en la suelta.

Finalmente pasamos por el cortijo donde vimos a muchos amigos y conocidos, algunos como la collera Alcaide-Cruz con una sonrisa de oreja a oreja y es que habían sido los afortunados en cobrar un precioso venao, razón por la cual invitaron a café y merienda en El Álamo, ya en Hornachuelos. Detalle de buenos amigos y compañeros.

La collera Cruz-Alcaide fueron los triunfadores del día cobrando este precioso venao.

El resultado final obtenido por la Peña "Monteros del Sur" en Las Escobas fue de cincuenta y tantos venaos y una docena de cochinos entre las casi cincuenta posturas con que se cerró la mancha, sencillamente cumplió. La calidad inferior a la de hace unos años y los marranos fallaron.

Rorry Barbudo, Grego Luna, Rafa Alcaide, Nico Priego y Joaquín Borland en Las Escobas.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2011

Compañeros,
Desde este, mi rinconcito montero, os deseo una Feliz Navidad. Que una noche tan especial como esta, la paséis rodeados de vuestra gente: Familia y amigos.
·
Espero despidáis el año con la mente puesta en todos los buenos momentos cosechados y que el 2011 sea el año en el que todos vuestros proyectos e ilusiones se hagan realidad.
·
¡¡FELIZ NAVIDAD!
·

Preciosa y añeja la estampa de Cristiano con los perros de Natera y el castillo de Almodóvar de fondo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Suerte Alta (Obejo, Córdoba)

·
A muchos les parecerá una broma, pero desde la puerta de mi casa en Córdoba hasta la entrada de Suerte Alta se tarda, un escaso cuarto de hora. En las inmediaciones de la barriada de Cerro Muriano, se sitúa esta mancha tan querenciosa para los de la vista baja: los marranos, para que nos entendamos. Con tremendas ganas de echar un día de perros, entrando con ellos, quiero decir, me animé a acompañar a Joaquín y a sus borlanes.
·
Joaquín Borland soltando los afortunadaos que montearán en Suerte Alta.
·
Como de costumbre, recogí a Nico en Arroyo del Moro y subimos a por Joaquín a la Carrera del Caballo. Una vez allí, soltamos mi coche y en el camión nos dirigimos hacia las perreras, en Alcolea. Tras cargar los veintitantos elegidos para montear, al surtidor a tomar café en El Jaguarcito. La junta de las rehalas en el mismo Muriano, en el comienzo de la Vereda de los Pedrocheños. Allí nos juntamos las rehalas convocadas para poner aquello patas arriba.

Coronel, se quedo triste en la perrera.

Concretamente eran siete, propiedad de: D. Juan Agredano (divisa collar verde y collarín de la cencerra rojo), D. Ricardo Torres (divisa collar verde claro y collarín de la cencerra naranja), D. Jesús Bernier (divisa collar amarillo y collarín de la cencerra amarillo), D. Juan Corral (divisa collar azul y collarín de la cencerra rojo), D. Antonio Peña (divisa collar y collarín de la cencerra morado), D. Rafael Borland (collar negro sobre fondo azul y collarín de la cencerra amarillo) y D. José María Muñoz Peña (divisa collar verde claro y collarín de la cencerra rojo).

Seria, y muy en tipo, la facha del podenco sedeño de D. Ricardo Torres.

Apenas un rato estuvimos allí esperando, el necesario para tomar fuerzas, cambiarnos de ropa y organizar las sueltas. La nuestra, en la linde con La Armenta, en compañía de los hermanos Sojo, perreros de Agredano, y Pepe El Indio perrero de D. Ricardo Torres. Después de disfrutar con las preciosas imágenes de la suelta de estas tres homogéneas rehalas, nos pusimos en marcha convenientemente organizados: La mano alta para los Sojo, la baja para El Indio y entre ambos los borlanes de Joaquín.

Preciosa la instantánea de la suelta de los borlanes.

El día pintaba agua, y no tuvimos que esperar mucho para sentir las primeras gotas. Se estaba poniendo fea la cosa y hubo que sacar la ropa de agua. Precisamente cuando nos encontrábamos en ello, sentimos una ladra de parada en el mismo regajo donde nos situábamos. Rápido los perros vuelan hacia la ladra, era de marrano. Tarda en salir de su cama y es que hasta que no siente los primeros valientes mordiendo no mueve ficha.

Pepe "El Indio", perrero de D. Ricardo Torres, junto a sus característicos valientes.

Un buen marrano corre regajo abajo dirección al Indio, al cual avisamos y alerta, a los puestos allí situados, del viaje del cochino. Poco tardan los berrendos de Borland en dar con otro marrano, en este caso una hembra que tras latirla alegremente un par de cañadas finalmente se para, produciéndose el agarre. Tras dejar morder a sus valientes, y después de una loca carrera para presenciar el agarre y ver quienes muerden, momento de entrar al remate.

Siempre espectacular: el agarre.

Poco antes de llegar a la linde con los quemaos, una marranete que se vuelve con la rehala detrás. Lo tiran los puestos animados por los perreros, con lo que eso provoca en el corazón del montero. En la cuerda, antes de proseguir la mano, nos paramos a llamar perros en la postura de D. Juan Agredano, que en compañía de Juande, su hijo, nos comenta el trabajo de sus perros. Están teniendo la oportunidad de verlos trabajar, con la satisfacción que eso provoca a un dueño de rehala.

Buenos aficionados: Juande Agredano, Joaquín Borland, Juanillón y Nico Priego.

En el último achuchón, antes de ir de recogida, pasamos por el puesto de Chico. Allí una parada a saludar, un chupito para refrescar la garganta y a seguir con la tarea. Antes de alejarnos, le ilusionamos con que le echaríamos un marrano, y faltó tiempo, al instante sentimos la ladra de parada de los borlanes. En lo alto del cerrete que tenía de tiradero, entre dos cañaíllas, estaba encamado el cochino. Animamos a los perros y avisamos a Chico, que atento juega el lance de maravilla y lo echa a rodar. Vaya cosa bonita, vaya espectáculo.

Los borlanes en la cuerda de Suerte Alta.

Ya de recogida poca chicha, no hubo tanto marrano como se presumía viendo los rastros, pero es que las lluvias y el desagradable aire de los días previos habían vaciado la mancha, aun así el resultado no fue malo. Con pocos puestos se cobraron una docena de cochinos, pero aquello unos días antes estaba para doblegar, cuanto menos, ese resultado.

Nico Priego y Joaquín Borland en el discurrir de la mancha.

En cada puntal del camino de vuelta hubo que pararse a llamar perros, faltaban muchos y las posturas se habían levantado ya. En los camiones, hubo tiempo para cambiarse y recuperar fuerzas con un taco que nos supo a gloria. La Sola faltaba, y aunque estaba controlada pues la habían visto carrilear, no había manera de que se dejara coger. Probablemente, un mal modo en algún puesto provocó esa rara actitud en una perra que no acostumbra a recoger mal.

Cargando en Suerte Alta.

Completamente de noche, salimos de la mancha, tocaría volver al amanecer del día siguiente. Afortunadamente, como ya he comentado, Suerte Alta coge muy cerca de Córdoba y antes de partir hacia la mancha del día siguiente, pudimos ir a por la Sola. Lleno de experiencia, Joaquín, supo como hacerla subir al camión. Muchas veces no somos conscientes del daño que puede producir la reprimenda desproporcionada de un puesto y las consecuencias que puede provocar, y es que seguramente eso fue lo que le ocurrió a esta berrenda de Borland.

Gran día el que viví en compañía de Joaquín y sus borlanes.

martes, 14 de diciembre de 2010

Loma del Caballero (Montoro, Córdoba)

·
Otro año más, acudí a la llamada de Esteban para ir de secretario (fedatario, como gusta llamarlo a él) a esta bonita finca del Valle de los Pedroches. Me lo propuso mi amigo Joaquín hace ya unas cuantas temporadas, y siempre que tengo ocasión me gusta asistir. Hacían falta aficionados que actuaran de ojos de la propiedad en cada postura, y no solo eso, sino que además fueran capaces de valorar junto al montero los imponentes trofeos que suelen pasar por cada puesto, ayudándole así a completar el cupo de la forma más satisfactoria.

Desgraciadamente la niebla y la lluvia no cesaron en todo el día.

No todo el mundo es capaz de realizar esta labor y es que es mucha la responsabilidad que recae en un fedatario, ya sea por parte de la propiedad como, si es requerida, por el montero al que se le acompaña. En los distintos años que he asistido, he tenido la suerte de disfrutar de puestos ciertamente memorables que guardo en la memoria como si hubiera sido yo el protagonista de los lances.

Muchos son los años que Enrique Roa lleva el frente de Monteros de las Juntas.

Un año más tocaba agua, desde hace unos días lo venia avisando internet. Como de costumbre, los americanos del NOAA acertaron, para la desgracia de los que nos tocaba estar debajo de un chaparro prismáticos en mano. Cuanto se desluce una montería de esta categoría y expectación con el agua, por otro lado, falta le hacia al campo después del calor veraniego.

Atravesao de la rehala de Angelillo (divisa bandera nacional y goma naranja).

Monteros de las Juntas, capitaneados por Enrique Roa, se encargaría de organizar el tinglao. Son muchos los años que este grupo jienense ha echado ya esta montería, y así lo demuestra la agilidad y rapidez con que se desarrolla todo. Después de unas migas, el sorteo de los casi veinte puestos dio paso a las advertencias y al rezo. Tras un par de años repitiendo montero y postura, este año acompañaría a una familia manchega al número dos del Colmenar.

Croquis de las armadas y las diferentes sueltas.

Varias rehalas conocidas entre las presentes, en su mayoría jienenses y alguna del norte de la provincia de Córdoba. Allí estuvieron, entre otros, los podencos berrendos de la rehala Jarota, la rehala de Angelillo o la de Perico. Son muchas las reses que alberga esta finca y es necesario organizar bien las sueltas pues tienden a juntarse en pelotas y refugiarse en los altos.

Detalle presente en el camión de la rehala Jarota de Villanueva de Córdoba.

El puesto, bastante corto y muy complicado. Un regajo junto al camino, rodeado de varios testeritos poblados de chaparros que permitían ver, con suerte, únicamente las patas de las reses. La niebla, abundante durante todo el día, dificulto en demasía el disfrute del puesto en una finca de tal categoría. Reses vimos bastantes, pero ciertamente en muy malas condiciones para poder valorarlas adecuadamente. Con la lluvia y la niebla hasta se coló un marrano sin poder tirarlo. Finalmente cobraron un venao bonito pero lejos de los pavos que más tarde pudimos contemplar en el cemento.

Remolque de rehalas Perico.

Después de indicar al postor la ubicación del bicho, volvimos al cortijo buscando el calor del chubesqui, y es que la mojá que nos había caído era menuda. Momento de preguntar a unos y a otros mientras un buen potaje nos recuperaba del diíta de agua y niebla. Joaquín, como de costumbre, completó un puestazo junto a la familia Peláez. En el puesto de Manuel, con menos suerte, se cobro uno venao bueno y no encontraron otro que se fue pinchado.

Impresionante la imagen de los remolques cargados de reses.

Poco tardaron en ir llegando los remolques repletos de reses. Las cuernas sobresalían por cada esquina observándose palmas de auténtica categoría. El run run entre los monteros presentes delataba que a pesar del mal día la montería había vuelto a responder a las expectativas que año tras año genera esta fructuosa y agradecida dehesa de los Pedroches cordobeses. Magníficas dos primeras líneas de trofeos, con más de una docena de medallas, y una media general muy seria. Nuevo éxito de Monteros de las Juntas en uno de los grandes atractivos de su programa.

La lluvia cesó para que los monteros posaran junto a sus trofeos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

El Risquillo (Andújar, Jaén)


Volver a El Risquillo cada año a montear es todo un verdadero privilegio. Son innumerables las referencias históricas que podemos encontrar en libros y las diferentes fotografías antiguas tomadas en esta imponente y auténtica finca de la Sierra de Andújar. Mucha historia, muchos personajes, mucho sabor e innumerables lances van unidos a El Risquillo, y es que es complicado conocerla y no guardarla en esa lista de manchas a las que uno no faltaría nunca.

Cartel de entrada al cortijo de El Risquillo.

Puede parecer largo el camino hasta encajar allí, pero desde luego a mi me parece un verdadero espectáculo visual y de cultura cinegética. Es una excursión por nuestra historia de la montería, y así se demuestra pasando por fincas como Lugar Nuevo, La Virgen, Mingorramos, Navalasno, Montealegre, El Tamujar, Las Tapias o Sardinas. Precisamente la mancha que pega con esta última finca es la que íbamos a montear, concretamente la conocida con el nombre de El Hontanar.

Primeras rehalas en llegar a la junta. Tras ellas, imponente, el risco que da nombre a la finca.

Tratándose El Hontanar del manchón abierto de El Risquillo, prácticamente todos los años cumple, siendo la posibilidad de cobrar un buen venao o pillar un atestón de marranos la ilusión con la que siempre nos plantamos allí donde Jaén hace linde con Ciudad Real. En compañía de Cristóbal y con la gran ausencia de nuestro buen anfitrión Borja, llegamos puntuales a la cita en el cortijo. Tras saludar a amigos y conocidos, recibimos con agrado por parte de Tirso, hermano de Borja, nuestra postura: El puesto de las piedras, de buen recuerdo para mi compañero pues se hincho de tirar cochinos allí hace unos años.

Poco fue lo que tardaron en salir las armadas, cosa de agradecer cuando aun reina el calor.

Mientras fuimos cogiendo fuerzas con unas ricas migas, iban llegando las rehalas, en su mayoría manchegas. Entre ellas pude distinguir la del hermano de Aquilino, guarda de El Risquillo, procedente de Puertollano, la rehala de D. Víctor Trujillo de Valenzuela de Calatrava, alguna de Solana del Pino y la de D. Javier Manrique, que desde este año forma parte de la plantilla de rehalas cordobesas.

Detalle presente en la furgoneta de la rehala de D. Javier Manrique.

Ligeros y con agilidad, después del rezo, salimos hacia nuestra postura, llegando tras un breve paseo junto a la linde con Sardinas. El puesto, en una cordillera de rocas que hace de frontera entre dos masas espesas de pinos se vislumbra bastante cerrado y de complicado ajuste. Había que estar ágil y atento para poner patas arriba un marrano entre tanta jara sucia. Con pocos puestos por montar, rápido se escucharon los furgones de los perros caminos de sus sueltas.

Atravesaos impacientes esperando el momento de la suelta en El Risquillo.

Las primeras reses comenzaban a moverse, siendo un vareto malo el primer bicho que daba cara por los peñascos. Lo corto y sucio del tiradero hizo que viviera su entrada con tremenda emoción. Lástima que no fuera un venao, pues el lance fue precioso. Con los perros en actividad se comenzaron a sentir los primeros disparos, más localizados en los cierres, cosa lógica en una mancha con las características de la que monteábamos.

El puesto de las rocas, complicado pero de grandes vistas y belleza.

Las carreras de las pepas se sentían sin verse entre el frondoso pinar. Con tan poca visibilidad, el estar en tensión era primordial, y así es como nos mantuvimos prácticamente la totalidad de la mañana. Con la llegada de la rehala encargada de trastear nuestras inmediaciones, el lamentable espectáculo de un chorreo de perros alrededor de los zahones de dos perreros cotorreando entre ellos y poco pendientes de su importante labor: montear animando sus canes. Con las ganas que tenía yo de ver trabajar a José Herman con los perros divisa verde y collarín de la cencerra naranja propiedad de Manrique, me tocó mosquearme viendo aquel numerito.

Perros de la rehala de D. Javier Manrique. Con ganas me quede de verlos trabajar.

Pendientes de esos minutos posteriores al paso de los perros, momento que tanto gusta moverse a muchos cochinos, aguantamos Cristóbal y yo sin distraer nuestra atención. Luego echamos manos al queso y al vino, comentando mi poca fortuna en las muchas excursiones venatorias por El Risquillo. Con aquello prácticamente acabado y tras hacer nuestra ya clásica quiniela del resultado final, un tarameo pone alerta a Cristóbal que ve, o cree ver, un trasluzón de un marrano. Cara de tontos y posterior consuelo mutuo por la dificultad del lance aun habiendo estado con los cinco sentidos en acción.

Preciosas las vistas desde nuestro puesto en El Risquillo.

Ya en la casa, suerte dispar. Cochinos habían salido pocos, los escasos rastros lo hacían suponer, el cervuno, en cambio si dio juego a los puestos más abiertos, siendo varios los afortunados que cobraron buenos venaos. Destando tres sobre el resto por sus recias y gruesas cuernas. Tras una foto para el recuerdo junto a dos eventules monteros: Jorge y Arturo, despacito camino de Córdoba con la ilusión de volver pronto por esta zona tan mítica y montera como la Sierra de Andújar.

En compañía de Cristóbal, Jorge y Arturo, foto para el recuerdo con algunos de los venaos de El Risquillo.

viernes, 29 de octubre de 2010

Mezquetillas de Calvo (Hornachuelos, Córdoba)


Se echaba una de las manchas de esta imponente finca de la Sierra de Hornachuelos, concretamente la conocida como Cañada de la Monjas del Olivar del Mezquetillas. Mancha abierta situada en las proximidades del añejo caserío de la finca. Después de varios años asistiendo a la parte del interior de la tela, en esta ocasión mantearíamos en lo abierto. Más incertidumbre, más sorpresas, en definitiva: todo más auténtico.

Momento del desayuno en Mezquetillas de Calvo.
Siempre se agradece conocer nuevas manchas, y más por esta zona en la que abundan, siendo destacada su tremenda belleza. Ir a Mezquetillas, a cualquiera de las distintas fincas que con el mismo nombre, pero distinto apellido, existen en Hornachuelos, es sinónimo de ilusión. Precisamente, esa que nos proporciona saber que podemos hacernos con un buen marrano o cobrar un fantástico venao de esos que sorprenden a los propios guardas de las fincas.

Momento del sorteo en Mezquetillas de Calvo.
Aun con el calor reinando, la cita a primera hora de la mañana fue en el llano que antecede al cortijo. Algún conocido de las monterías de la zona, propietarios de coto y dueños de rehala conformaban el plantel. Café, rebaná de pan frito y palomita de anís Castellana: Ya estaba uno preparado para el sorteo. Antes del rezo me dio tiempo de acercarme a saludar a los perreros, arrieros y revisar algunas de las rehalas convocadas.
En Mezquetillas, como en toda la Sierra de Hornachuelos, el rezo tuvo un sabor especial.
En su mayoría, rehalas de la Sierra Norte de Sevilla y de la provincia de Huelva. Mucho paternero en los camiones y remolques, y es que gusta mucho este tipo de perro en estas zonas de las sierras onubenses y sevillanas. Pude distinguir entre las rehalas las de D. Alfredo Erquicia (divisa bandera nacional), D. Matías Moreno (divisa azul y roja) y D. José Antonio Ovelar (divisa roja), entre otras.
Paterneros de la rehala de D. Matías Moreno (divisa azul y roja).
Nos tocó en traviesa, concretamente en la de Los Pinos. Un carril muy quebrado hacia de frontera entre una zona sucia de pinos y una tremenda hoya cerrada con espesa y frondosa vegetación. El tiradero complicado, sin opción al despiste y peliagudo para los primeros días en que uno aun no esta muy fino. Había que estar muy pendiente del carril, pues su salto era la única opción que nos daba el puesto.

Nuestro puesto: Número 1 de la Traviesa de los Pinos.
Tardaron en soltar los perros. Algún tiro se escuchó pero esperaba que la suelta moviese más cervuno, cosa que no ocurrió. No fue hasta la llegada de los primeros perros cuando sentimos alguna corrida de cervuno que por los pinos se alejaba de nuestra postura. Un venao, al que a penas pude intuirle los cuernos se movió entre la maleza. Los perros tardaron en dar con el, pero finalmente consiguieron sacarlo de la espesura. Ni nuestro vecino del número dos, Patricio Ybarra, ni nosotros en el uno pudimos tirarlo.
Vista de parte del puesto en la Traviesa de los Pinos.
Con los perreros dándonos cara, una ladra de marrano devolvió la atención tanto a mi padre como a mí. Una cochina plantaba cara a los valientes paterninos, siendo finalmente abatida en unos de los puestos de cierre con la casa. Aquello estaba apunto de acabar y la vuelta de las rehalas por nuestra carril así lo delataba. Los comentarios de perreros y guías confirmaban el escaso movimiento que había tenido la mancha, alguno encontró sospechosos restos de trapos y balletas, signo de un lamentable chanteo.
Los perros dando cara en nuestra postura.
En la agradable explanada frente al cortijo, un refrigerio y un rico tapeo ayudo a quitar el mal sabor de boca (y la cara de tonto) que se le queda a uno tras haber sufrido las descaradas y vergonzosas consecuencia de un cobarde chanteo. Es triste que aun sigan ocurriendo hechos de este tipo.

El resultado final, sin llegar a las veinte reses, dejo como triunfador a José Joaquín, que abatió un magnifico cochino con una desproporcionada y curiosa navaja. Contento poso junto a su padre y demás amigos en el patio de Mezquetillas. Otra temporada más que se esfuma sin mucha fortuna, en lo que a marranos se refiere en una de mis zonas favoritas de la Sierra de Hornachuelos.

José Joaquín y su padre junto al tremendo marrano cobrado en Mezquetillas.