Detalle de las furgonetas de las rehalas de: Salado, Cruz-Alcaide, Sanz Parejo y Aguilera.
Antes de salirnos de la carretera, y en un pequeño ensanche de la misma, momento de organizar las sueltas y buscar cada rehala su guía. Fue entonces cuando nos enteramos de las rehalas que compondrían nuestra mano, un total de tres: La rehala de D. Juan Agredano (divisa collar verde y collarín de la cencerra rojo), la de D. Francisco Soriano (collar franja verde sobre fondo blanco) y los borlanes de D. Rafael Borland (divisa collar negro sobre fondo azul y collarín de la cencerra amarillo).
En la entrada a El Asiento y Navaloscorchos se organizaron las sueltas.
Nuestra suelta, junto a la puerta de El Asiento, la conocía bastante bien Joaquín Borland, por lo que actuaría también de guía encargado de conducir la mano. Poco a poco nos fuimos adentrando en la mancha, un magnífico alcornocal delataba la riqueza de un paisaje típico de la Sierra de Hornachuelos.
Bonita la estampa del podenco de la rehala de D. Antonio Navajas.
Gran recuerdo guardo de esta mancha, y es que hace ya unos pocos de años cobré un venao que entró seguido del grueso de una rehala, en compañía de mi amigo Álvaro, en un lance que siempre recordaré. Por aquella época la mancha recogía muchas más reses que hoy día y es que actualmente el haber cercado alguna de las linderas ha perjudicado bastante a esta mancha de Las Escobas. Aun así se le siguen cobrando bastantes reses.
Podenco de la rehala de D. Calixto Barba y D. Rafael Muñoz (rehala de Jubel).
La suelta se hizo esperar, había que aguardar una media hora larga desde que se soltaban las demás rehalas. El cervuno corre hacia los llanos próximos a la entrada de El Asiento y esta suelta tiene como misión empujar las reses de nuevo a los puestos por lo que la estrategia a seguir era aguardar lo más posible hasta abrir las puertas de los camiones.
Espartaco, magnífico berrendo de la rehala de Borland.
Joaquín Borland y Nico Priego esperando el momento de soltar.
Las sueltas, escalonadas, ofrecieron un espectáculo maravilloso. Las carreras alocadas entre el quebrado y limpio alcornocal mostraron imágenes de gran belleza. Las primeras ladras apenas tardaron en escucharse, en su mayoría pepas que corrían intentando salirse de la mancha. Un par de venaos salieron también para atrás, siendo abatidos por los puestos de cierre.
José Antonio, perrero de Soriano, soltando en Las Escobas.
Próximos al Arroyo del Tinte nos cruzamos con la rehala de D. Vicente Merino (divisa collar rojo y collarín de la cencerra rojo) y con la de D. Rafael Cruz y D. Rafael Alcaide (divisa bandera nacional sobre fondo verde y "corbata" bandera nacional). Precisamente acompañando a Raúl, perrero de esta última rehala, iba un buen aficionado y amigo, Grego Luna, que cámara en mano no perdía detalle del discurrir de los perros por la mancha.
Grego Luna junto a Raúl, perrero de la rehala Cruz-Alcaide, en Las Escobas.
Con la subida hasta Las Cumbres de Las Escobas se cerró la vegetación de la mancha. Monte bajo muy cerrado y con mucho más agarre que las quebradas de alcornoque, nos ilusionó con levantar algún marrano, pero no estaban allí y tampoco se suponía pues, ciertamente la cara que monteamos no se vio muy tocada de los cochinos.
El momento del cruce con Juan Francisco, perrero de la rehala de D. Vicente Merino.
La vuelta, más ligera y sintiendo los coches de los monteros camino del cortijo, tuvo poca historia. Ya había salido todo y era momento de ir acollarando perros camino de la suelta junto a la puerta de El Asiento. Hubo que ir parándose en cada puntalillo para ir llamando perros y es que faltaban el grueso de los borlanes y el lugar de la suelta estaba muy separado de la mancha.
Joaquín, junto a sus borlanes acollarados, llamando desde un puntal en Las Escobas.
Ya en los camiones instantes para tocar el caracol, contar perros y preguntar por las emisoras. Con tantas rehalas no es raro que aparezcan perros en otras sueltas. A las tres rehalas nos tocó esperar a algún valiente que tardó en dar la cara por la suelta. El bueno de Perico, perrero de D. Antonio Ángel Marín, se junto con nosotros a esperar uno suyo, pues había soltado a nuestras espaldas encargándose de correr las reses de los llanos.
Perico, perrero de la rehala de D. Antonio Ángel Marín, esperando perros en la suelta.
Una vez cambiados, llego el momento de reponer fuerzas con fiambres y demás pitanza, en compañía de Juande Agredano que vino a saludarnos y a preguntar a los Sojo como había ido el día. Poco tardó D. Rafael Borland en localizar la ubicación del último perro que faltaba por llegar, yendo a por el y estando así completos antes de que cayera el sol.
Bonita la estampa de Borland tocando la caracola en la suelta.
Finalmente pasamos por el cortijo donde vimos a muchos amigos y conocidos, algunos como la collera Alcaide-Cruz con una sonrisa de oreja a oreja y es que habían sido los afortunados en cobrar un precioso venao, razón por la cual invitaron a café y merienda en El Álamo, ya en Hornachuelos. Detalle de buenos amigos y compañeros.
La collera Cruz-Alcaide fueron los triunfadores del día cobrando este precioso venao.
El resultado final obtenido por la Peña "Monteros del Sur" en Las Escobas fue de cincuenta y tantos venaos y una docena de cochinos entre las casi cincuenta posturas con que se cerró la mancha, sencillamente cumplió. La calidad inferior a la de hace unos años y los marranos fallaron.
Rorry Barbudo, Grego Luna, Rafa Alcaide, Nico Priego y Joaquín Borland en Las Escobas.
No hay mejor perspectiva que la tuya para enterarse de qué va, o debiera ir, una montería, disfrutarla y sentirla.
ResponderEliminarMagnífica crónica, Rorry. Feliz Año.
Da gusto leerte Rorry,un abrazo,Grego
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