Collares azules con franja negra y collarines de la cencerra amarilla, recogidos hasta la próxima temporada.
Los de divisa verde y collarín de la cencerra morada, de D. Faustino, han dado paso a los de divisa azul con franja negra y collarín de la cencerra amarilla de D. Rafael Borland. Dos buenas rehalas, la primera, desgraciadamente desaparecida hace poco. Cuánto se echa de menos a D. Faustino en las juntas monteras cordobesas. La de D. Rafael gozando de un gran momento.
Divisa verde y collarín de la cencerra morado, en el recuerdo la rehala de D. Faustino Almagro.
Vista general de las perreras de D. Rafael Borland.
Desde que acabó la temporada pasada, tanto Joaquín como su padre Rafael y su tío Luis han echado el resto para poner la perrera pronto a punto. Dedicándole un fin de semana largo la han acondicionado para que los Borlanes estuvieran lo antes posible en su nueva casa. Una concienzuda obra en el interior y un amplio corral exterior han sido suficientes para que puedan estar ya allí instalados, aun queda mucho que perfilar: exteriores, rampa-cargadero, accesos,...pero eso es cuestión de tiempo, conociendo la maña de esta familia en menos de lo esperado dejan aquello de dulce.
Las perreras una vez desalojadas. Han quedado magníficas.
En el interior unos amplios pesebres perfectamente rematados dan higiene y comodidad a los berrendos, además de facilitar la limpieza de la perrera. El tejado de la nave ha sido convenientemente aislado. Los tubos de PVC recorren la pared y la medianera de la instalación proporcionando agua de manera individual a cada perro que además, posee su propio comedero. En los pesebres el nombre de cada figura: Finito, Sargento, Regalito, Gafas, Bicicleta, Rayo, Cobra, Tarzán, Artillero, Miserias, Trabuco,...en fin, nombres que para un aficionado suenan a gloria. Sólo un perro de rehala puede llamarse así.
Joaquín Borland de faena con sus preciosos berrendos.
Ya fuera, y tras un juego de puertas con las aberturas a conciencia para un fácil y correcto manejo, un amplio corralón rodeado con recia alambrada donde los perros corren, juegan, se solean y se relacionan cada día, pues no hay día que no salgan a estirar las patas. Qué bien vienen para una plantilla que trabaja en equipo estos largos ratos juntos, ya sean sueltos o acollarados, pues Joaquín quiere que sus berrendos vuelvan a acostumbrarse a esta bella y añeja forma de manejo. Me alegra esta decisión, es un maravilloso espectáculo contemplarlos de esta manera en la sierra.
Los Borlanes "tomando el sol" en el corralón.
Pues allí eche la mañana del Domingo de Ramos, charlando con Joaquín de perros, rehalas, perreros, manchas, cruces, camadas, proyectos e ideas, en fin, de lo que tanto nos gusta y apasiona. A la par soltó los perros y los pasó al corralón, los cachorros con alguna perra repuntada al corral independiente que posee solo para ellos. Con tremenda facilidad y ayudado de la manguera dejó la perrera limpia y en un momento estaba aquello apañado para después de un buen rato de darle al palique y echar algún cigarro volver a amarrarlos.
Podencos berrendos envelaos y parejos son los Borlanes.
Buen amigo Joaquín, y gran persona. Da gusto verlo disfrutar junto a sus berrendos, oír relatar sus valientes lances y notar como orgulloso habla de ellos. Es mucho lo que la familia Borland ha hecho, hace y estoy seguro que seguirá haciendo por el mundo de la rehala en Córdoba. Los que amamos y disfrutamos con esto le estamos muy agradecidos y lo valoramos como se merece.
Berrendo de D. Rafael Borland.
Las instalaciones se ven muy bien.Pero a mi,ya desde el pasado año me exigen 3 metros de cadena por perro.Tenemos cuatro rehalas y seguramente tendremos que alquilar un campo defutbol.SALUDOS.
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