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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Puerto del Toro (Villanueva del Rey, Córdoba)


Tras haberme sido imposible en anteriores ocasiones, no podía, ni por supuesto, quería volver a rechazar la amable y desinteresada invitación de este joven dueño de rehala cordobés y sobretodo buen amigo. D. Enrique Garnica me había llamado ya en múltiples ocasiones para que entrara monteando junto a sus magníficos atravesaos en alguna de las monterías de renombre en la que cada temporada son requeridos sus perros para montear. Prácticamente siempre me había coincidido con alguna otra mancha y me había sido imposible asistir.

Hierro y divisa de la rehala propiedad de D. Enrique Garnica.

El día que Quique me avisó para Puerto del Toro afortunadamente no tenía comprometida la fecha y la remarqué bien en el calendario para ese 22 de Enero de 2011 no fallarlé. A Garnica le iba a ser imposible asistir a la montería por lo que yo tendría que ponerme de acuerdo con su perrero, Manolín Centella para cargar los perros y salir hacía la mancha. Gran afición la que posee Manolín por el perro de rehala y magnifico el trabajo realizado en tan poco tiempo al frente de esta joven rehala cordobesa.

Atravesao de la rehala de Garnica.

En el año 2007, hace solo cuatro años, D. Enrique Garnica se lió la manta a la cabeza y comenzó su aventura como dueño de rehala. Partiendo de la compra de la rehala propiedad de D. Rafael González de Puente Génave, provincia de Jaén, y con el innegable refuerzo de perros procedentes de la rehala de D. Gonzalo Morenés, se sientan las bases de esta rehala conformada en un amplio número por atravesaos de unas hechuras serias y una pinta sensacional. Tras varias temporadas con El Nene Calderón como perrero, cosa que aun se observa en la estampa de alguno de los perros que constituyen la rehala, Manolín Centella toma las riendas como perrero de los de Garnica.

Manolín Centella soltando los elegidos para montear en Puerto del Toro.

La localización de las perreras cambia, trasladándose de la finca El Hornillo, en las faldas de la sierra de Córdoba, a su actual localización en la finca La Mesa, en la salida de Córdoba por la carretera de Badajoz. Y desde allí precisamente fue desde donde partimos el día de marras, antes una breve presentación por parte de Manolín y de su compañero de fatigas El Canijo, de los valientes que allí tienen su morada. Es digna de ver la planta que poseen muchos de estos atravesaos: grandes y con esas características barbas tan imponentes. Deseando estaba de verlos ya funcionar.

Preciosa la facha del urraco de la rehala de Garnica.

Después de parar en el surtidor de El Vacar, tomamos sin prisa dirección a Villanueva del Rey para a continuación, por la carretera que une el pueblo con Las Erillas, acceder al camino de acceso a Puerto el Toro. En un pequeño apartado del carril, guardas y demás rehalas aguardaban junto a la candela el aviso para salir hacia las sueltas. El frio reinante y lo despejado del cielo daban un aspecto realmente añejo a aquella junta de perros. Afortunadamente allí estuvimos el tiempo justo de saludar, preparar la ropa de monte y repartirnos las sueltas, al instante íbamos camino de la mancha.

Instantes previos a la suelta, de fondo el cortijo de Puerto del Toro.

Al paso por el cortijo de Puerto del Toro, tomamos dirección poniente hacia el Arroyo del Manzano para vadearlo a duras penas y a continuación repechar unos metros y llegar a nuestra suelta. Pegados a la tela y en un quebrado cortafuegos era el lugar elegido para la suelta de las cinco rehalas que conformaban nuestra suelta. Además de la rehala de D. Enrique Garnica (divisa a franjas rojas y negras), soltarían las rehalas propiedad de D. Juan Pedro Peral (divisa collar rojo y goma amarilla), de D. José María Madueño (divisa blanca sobre fondo celeste), de D. Manuel Cabrera y D. F. J. Sequera (divisa blanca sobre fondo azulón y goma verde) y la preciosa rehala de urracos propiedad de D. Juan Hermán.

Expectante aguarda el valiente de la rehala de Madueño en el carretón.

Tras unas breves explicaciones por parte de los guías llegó el momento de repartirse la mano, Madueño, Sequera y nosotros iríamos a la mano alta. La suelta era inminente y el nerviosismo se palpaba dentro y fuera de los furgones. Escalonadamente y de forma ordenada, dando tiempo entre rehala y rehala, se fueron abriendo los portones. El espectáculo producido por tal algarabía fue de una belleza tremenda, las carreras alocadas de los perros en dirección a la mancha ofrecieron una imagen de las que difícilmente salen de la retina de un buen aficionado.

Bella y siempre espectacular: la suelta.

Las primeras reses corrían hacia los llanos, una collera de buenos venaos paso por delante de la suelta con los perros tras ellos latiéndolos, mostrando así una estampa muy montera. Se monteaba a cochinos, muflones y pepas, siendo el verdadero aliciente de la mancha los marranos y es que había muchas esperanzas puestas en los de la vista baja. Al instante de soltar los del hierro con la "F" y la "G" en el costillar, Manolín y El Canijo se quedaron solos, únicamente cuatro cachorros que pisaban la sierra por primera vez olisqueaban los alrededores de sus zahones. Blancos y con unas hechuras muy prometedoras estos cuatro cachorros con pocos meses debutaban en Puerto el Toro.

Suelta de la rehala Cabrera/Sequera.

La mano no era muy larga, permitiendo montear despacio y escuchando el trabajo de los perros. Los más largos iban moviendo el cervuno sintiéndose en el latir delantero de los atravesaos de Garnica. Los más constantes iban siguiendo bien la mano y encargándose de poner patas arriba el monte en busca de los marranos, así fue como levantaron los primeros cochinos al entrar en lo más apretado del bonito laderón de chaparros y alcornoques por el que discurrió en un primer momento nuestra mano. Que espectáculo ver moverse el monte mientras se arremolinan el resto de perros que ciegos acuden a la llamada del valiente compañero que ha dado con la cama.

Imponentes las vista de la finca desde la mano alta.

Las continuas y necesarias paradas en la mano debidas a lo corto de la misma ayudan mucho a permitir que los perros trabajen como deben, sin prisas, dejándoles hacer y permitiendo que trasteen cada roalillo de monte que encuentran a su paso. De esta forma es como salen los cochinos, con tesón y con mucha paciencia. El celestial ruido de los disparos reinaba en la mancha y animaba a perros y perreros a continuar con su trabajo pues estaban saliendo bichos y era por su buen hacer poniendo patas arriba el monte.

Manolín junto a un par de cachorros dejando trabajar a sus valientes.

Algún cachorro se quedo atrás y volvió sobre sus pasaos hacia la furgoneta, el resto era curioso e interesante verlos a nuestro alrededor (el resto de cachorros, porque los demás iban cazando perfectamente su mano y sin apenas dar la cara cerca de Manolín), unos seguían atentos los pasos de algún veterano para volverse cuando se alejaban demasiado, otro hasta se atrevió a latir al sentir al resto de la rehala hacerlo. En definitiva una nueva experiencia la que viví al acompañar a estos futuros figuras de la rehala de Garnica.

Preciosas las hechuras del atravesao berrendo de la rehala de Garnica.

Una segunda parte de la mano transcurría por una zona de pinar en terrazas con poco monte, de ellas salió algún venao de categoría y una piara de muflones, marranos se movieron pocos en el final de la mano. Lo divertido y emocionante aun estaba por llegar, y fue cuando íbamos ya de vuelta hacia la suelta. Justo a la volcá del puesto que ocupaban Vicente Marín hijo y Javi Almirón donde nos dimos la vuelta, allí charlamos un rato con ellos y nos comentaron lo mucho que se estaban divirtiendo con los cochinos.

Manolín animando a sus valientes en el transcurrir de su mano.

Terminando estábamos las terrazas de pinos cuando de repente desde un alto y dominando el puesto que ocupaba la familia Alcaide Roda, con El Cuco a la cabeza, los valientes de Garnica levantan un marrano que persiguen y laten de forma espectacular. En el puesto, los Alcaide no consiguen clarearlo y es un pariente suyo, D. Rafael Alcaide Gil quien jugando bien el lance lo hiere, siendo al instante cogido por los atravesaos de divisa a franjas rojas y negras. Rápido acudimos al agarre y El Canijo, entrando decidido y valiente, lo remata a cuchillo consumando un lance precioso. El cochino se trata de un tremendo macho con unas navajas preciosas, la cara del Rafa El Buitre al verlo lo decía todo. ¡Anda que no es chorrero el tío!

El Canijo rematando a cuchillo el marrano.

Después de llamar perros y organizarnos tras el desconcierto que siempre produce el acudir a un agarre, continuamos con nuestra mano. Pocos metros llevábamos andados cuando una nueva ladra levanta otro cochino, en esta ocasión se vuelve hacia atrás tomando de nuevo dirección al puesto de El Buitre. No os podéis hacer una idea que lance más bonito. Manolín, El Canijo y yo le fuimos cantando el marrano hasta que el grueso de la rehala se lo metió en el puesto latiéndolo y acosándolo de forma espectacular. En un claro consiguió meterlo en el visor y así lo pudo tirar, llegando al instante los de Garnica a agarrarlo. Manolín sin dudarlo me animó a que acudiera al remate y sin pensarlo apreté la carrera y acudí a finalizar aquel inolvidable lance. El Buitre, lógicamente, no cabía dentro de tanta ropa de abrigo como llevaba.

Rafa Alcaide El Buitre posando sonriente con uno de los dos marranos que le mató a los perros de Garnica.

La vuelta de la mano iba llegando ya a su fin, los perros seguían monteando abiertos y cubriendo ejemplarmente su mano. Desde luego da gusto ver trabajar bien a una rehala, la de Garnica lo iba haciendo y así me lo corroboraron en el cortijo más de un montero que los vio en su quehacer en el monte. Los coches de los monteros se sentían ya carrilear tomando dirección hacía el cortijo, alguno se paro en la suelta a saludar y preguntar cómo había transcurrido el día. Por los comentarios la jornada había ido de maravilla y los marranos habían dado la cara en los puestos. El buen trabajo de los perros había dado su fruto y los bichos habían salido de sus encames.

Llegando ya a los camiones, la montería ha finalizado.

Faltaba aun algún valiente por llegar a la furgoneta, no muchos pero alguno quedaba por aparecer. El Moro llegó con un navajazo en el cuello, afortunadamente nada grave, que gracias a la habilidad de Manolín y de El Canijo, y con la ayuda de un buen compañero como lo es Madueño consiguieron realizarle una primera cura al herido de guerra, evitando así males mayores. Al llegar a la perrera se atendería como es debido para que lo antes posible pueda volver a montear con el resto de miembros de la rehala.

El Moro llegó herido a la furgoneta y hubo que hacerle una primera cura.

Pronto estábamos completos, cosa rara según me comentaba Manolín, y es que siempre había algún perro que tardaba en volver pero por suerte en Puerto el Toro llegamos temprano al cortijo, templando así el cuerpo con un rico puchero en los cocherones de la entrada. Como si de un chorreo se tratará fueron apareciendo el resto de rehalas que con mayor o menor facilidad habían ido recogiendo sus valientes. Muchos lances que comentar y mil anécdotas que contar, el éxito del día estaba cantado.

Manolín llamando perros en Puerto del Toro: aun faltaba alguno por llegar.

Sin descuidar mucho el furgón nos acercamos a la junta de carnes, las reses recogidas con gran velocidad se mostraban en perfecto orden en la explanada dispuesta para ello. Una primera fila de cochinos con grandes navajas presidia el bello tapete que conformaba el triunfante resultado del día. Los comentarios y las caras sonrientes de los monteros denotaban que la mancha había cumplido con creces y los marranos habían hecho disfrutar a los allí presentes.

Espectacular el tapete de reses cobradas en Puerto el Toro.

Desde aquí dar la más sincera enhorabuena a mi amigo Quique por esa gran rehala que con empeño está conformando, agradecerle tanto a él como a Manolín y a El Canijo el gran día que me hicieron pasar en Puerto el Toro y animarlos a que no cesen en ese afán de mejora que bien advierto que les quita el sueño. Con esa afición y esa dedicación es difícil que no consigan tarde o temprano sus metas, que aun sabiendo que son complicadas y costosas, su tesón y su amor por el perro de rehala conseguirán que más pronto que tarde se vean consumadas.

La recogida no se alargó y pronto estábamos completos.

En todos los estamentos de nuestra montería hace falta refresco, savia nueva que venga con ganas, con ilusión, con afición y sin feos vicios. Ese renuevo lo constituyen gente como D. Enrique Garnica o como Manolín Centella, que entrando fuerte en este mundo son capaces de renovar un gremio como el de la rehala al que, como en todo gremio, es necesario y deseado que con fuerzas vayan saliendo nuevos componentes. En mi opinión la competencia sana siempre será favorable en todo ámbito y en el del mundo de la rehala es necesaria y sería beneficiosa.

Magnífica la facha de los atravesaos de Garnica y mejor aun su trasteo en el monte.

4 comentarios:

  1. Buenas Rorry:

    Muy bien contada esa salida al monte acompañando a esa magnifica rehala. Te animo que sigas escribiendo por que cada monteria que cuentas parece que estas alli coontigo viviendo cada minuto a tu lado

    Un saludo.

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  2. Me alegro que os este ayudando a pasar el duro y largo estio con mis historietas montunas. Ya va quedando menos y pronto estaremos de nuevo sintiendo las ladras en el monte.

    Muchas gracias por participar.

    Quiero también pedir disculpas por los errores de uniformidad en el texto, blogspot es más complicado de manejar de lo que parece. He hecho lo que he podido por intentar que quede lo mejor posible pero tengo muchas limitaciones en cuanto a la informática.

    Un saludo

    Rorry Barbudo

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  3. MAGNIFICA REHALA QUE TIENE MI AMIGO QUIQUE GARNICA, PERROS MUY SELECCIONADOS Y BONITOS, CON GRAN AFICION POR LA CAZAR, QUE ANDA MUCHOS Y LATEN MUY BIEN.
    PERO DESTACO LA LABOR DE MANOLIN QUE LOS GUIA A LA PERFECCION Y UN BUEN COMPAÑERO.


    FELICIDADES.


    UN SALUDO.

    ANGEL CORCHERO.

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  4. Es un placer y un honor de estar rodeaado de gente así al cual siente gran afición por las rehalas por su trabajo o labor desenpeñado.
    Así mismo felicito al amigo rorry por este blog realizado que es todo un previlegio.y un orgullo por poder compartiun día de cazaen el cual no olvidaré nunca.

    HAY TRES PILARES QUE SOSTIENE A UN REHALERO ...SIN DUDA ALGUNA AMIGO RORRY ERES UNO DE ELLOS ...

    Y de mi amigo A.corchero que decír!!! de los que gusta ver montear de lo mejor mejor mejor...como persona y rehalero

    un saludo

    Manolin

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