El fin de semana se presentaba estresadamente completo, parece que los que deciden las fechas de las ferias están peleados o es que quieren poner a prueba su poder de convocatoria. La cuestión fue que el tercer fin de semana de Septiembre se acumulaban unas pocas de ferias cinegéticas y concentraciones de rehalas. Tras una sopesada organización del fin de semana todo quedó en: jueves y viernes cerquita de la oficina, aquí en Badajoz (FECIEX), sábado madrugón y visita a la que fue durante dos años mi casa de lunes a viernes, Ciudad Real (FERCATUR) y domingo excursión a tierras abulenses, concretamente a Santa María del Berrocal (BERROCAZA).
Cuando me iba enterando de fechas pensé que sería casi imposible estar en tanto evento a la vez pero las incesantes llamadas de Borland y Feijoo por un lado y Ricardín, Agustín y Laura por otro, se llevaron el gato al agua consiguiendo que el sábado lo pasara con unos y el domingo con otros. A FECIEX no podía faltar pues difícil seria tener mejor oportunidad que la de este año viviendo en Badajoz.
De esta manera, jueves y viernes al cerrar el chiringuito (la oficina) me acerqué a IFEBA a dar una vuelta y conocer una feria de caza, como es FECIEX, desconocida para mí. Una comunidad como lo es Extremadura, montera como sus vecinas Andalucía y La Mancha, debe tener una feria potente y con esa ilusión me presenté allí en el recinto ferial de la carretera de Portugal. Aparte de lo que nos podemos encontrar en otras ferias de sector, iba buscando lo que me atrae de toda feria de este carácter: Libros de caza, guarnicionerías y como no, los perros de la zona.
El sabor añejo y auténtico que se puede vislumbrar en todo lo relacionado con la caza aquí en esta zona de Extremadura era uno de los elementos que deseaba encontrar reflejado en los stands de esta feria. A medida que fui recorriendo pasillos y diferenciando stands me fui dando cuenta que FECIEX era otra más, nada diferente, o sí, porque las exposiciones que cada año lucen dan un caché tremendo a esta feria pacense, pero poco más. La de este año dedicada a los 600 años de la industria armera en Éibar me resultó espectacular, y eso que no soy muy de armas.
El hecho de aprovechar los primeros días para visitarla me permitió recorrerla de punta a rabo sin los típicos entaponamientos de un sábado o un domingo. La situación económica del país provocó espacios vacios, como en cualquier feria o evento de este tipo. Esperemos que poco a poco lo cinegético vaya saliendo para adelante pues no es solo el gremio en si el que lo padece sino que hay miles de subsectores que indirectamente sobreviven gracias a la caza.
Desgraciadamente jueves y viernes no eran los días de los perros, de las recovas y únicamente pude ver en los exteriores del recinto una par de rehalas mal contadas y de lejos nada parecido a lo que me hubiera gustado encontrarme. Iba ilusionado con topar con esos famosos naveños que tanto presumen la gente de Los Ibores y Las Villuercas y que tantas ganas tengo de conocer. Con la buena fama que poseen por la zona de Extremadura, una lástima que no hubiera estos primeros días en la feria ninguna recova compuesta por estos mastines alijeraos tan típicos en Badajoz y Cáceres.
Aspecto de las jaulas de las rehalas el viernes por la tarde.
Poco más que resaltar, como mucho admitir que me esperaba un poquitín más de la feria pero tambien he de admitir que jueves y viernes de una feria de caza suelen ser días un tanto flojetes, aunque un tanto me extrañó que el viernes por la tarde no hubiera un poco más de meneo, sobretodo en la cafeteria que suele ser punto de reunion de toda feria de este tipo al salir de trabajar el viernes.
Me imagino que durante el fin de semana FECIEX aumentó el número de visitas.
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