Iba con muchas ganas, Nino Barrios, buen amigo y gestor de esta finca, me había hablado mucho de ella y la verdad hacia ya bastante que tenia interés en conocerla. Me sorprendió gratamente, la imaginaba diferente, quizás sea la imagen que da a su paso desde la carretera lo que me hiciera caer en el error, pues la imaginaba mas adehesada y con menos monte. Craso error, ya que se trata de una finca preciosa, con unos desniveles tremendos y unos cerros imponentes. Como decía aquel: La finca solo tiene un "pero", que no sea mía.
El puesto, el último de la armada Pinos-Mimosa, una maravilla. La demora del postor en colocar las posturas nos hizo llegar con el tiempo justo de cargar el rifle, al momento los primeros perros llegando a nuestra altura. Eran de Los Chalecos de Adamuz (divisa a franjas rojas y blancas), rehala formal, cumplidora y de la cual guardo gratos recuerdos, como mi primer cochino a cuchillo entrando con ellos en casa de mi amigo Álvaro.
Disfrutando estaba de las carreras alocadas de los instantes post suelta cuando de repente, a nuestra izquierda y a menos de 50 metros, una ladra, las tres rehalas que llevaban la mano, de cabeza al seco latir de los valientes, el corazón aporreándome el pecho y un marrano como un demonio por nuestra espalda. Con poca posibilidad de disparo se tapa a la volcá de un morretito sucio de jaras, José, El Chaleco anima a sus perros mientras me grita: ¡¡Rorry, Rorry, que los perros están frescos y te lo meten de nuevo encima, atento!! Anda que se equivocó mucho el de Adamuz, al momento y como un trailer, el marrano tronchando jaras de cabeza hacia mí, con la rehala entera detrás y con José azuzando a los suyos. Me encaro rápido y disparo, al instante una nube blanca rodeando al cochino, todo esto a menos de 20 metros. Le había dado y lo estaban agarrando los perros, corriendo aviso a mi padre que coja el cuchillo y entre al remate. Los "chatos" lo tenían bien sujeto y el tiro no era malejo así que decidido entro al remate finalizando así un lance precioso. Se trataba de una marrana tremenda de grande que la habían trabajado de manera preciosa los perros de Los Chalecos, de Borland, y de Fernando López y Ricardo Torres.
Mi padre, decidido, entró a rematar la cochina a cuchillo.
En esas estaba, sintiendo como volvían ya las rehalas sobre sus pasos, cuando de repente un "jai" seco se escucha a las espaldas del testero de frente, al poco un trasluzón lejano en el que intuyo un marrano, se descolgaba dirección hacia nuestra postura por el regajo que moría frente nuestra, tras el cochino los podencos pelibastos de Fernando López y Ricardo Torres, animados por la voz inconfundible de Pepe "El Indio" su perrero. El marrano que los deja atrás y viene en nuestra dirección, cruza el carril que iba por nuestra izquierda y se planta frente nuestra. El tiro lo acusa, rodando tras un lentisco que nos lo tapa. Tarda poco en rehacerse y trastabillado continuar, no pudiendo rematarlo en buenas condiciones pues los chaparros de delante nos lo tapan. Animados por el tiro se acercan un par de "atravesaos" con divisa amarilla, son de Pedro Armenta que lo agarran sin dilación, al sentir lejos del agarre a Pedro, bajo decidido al agarre. Ya con más perros sujetos a él lo remató, se trata de una marrana menor a la primera. Con ayuda de Salva, compañero de fatigas de Pedro, acerco la cochina al carril y vuelvo a la vera de mi padre. La sonrisa que inunda nuestras caras es digna de fotografía.
Con las dos cochinas cobradas en el ultimo puesto de la armada Pinos-Mimosa.
Joaquín Borland asoma ya en nuestro puesto, viene de recogida con sus borlanes. Se para a echar un cigarro y nos cuenta como ha ido su mano, se le nota orgulloso y como de costumbre sonriente, sus berrendos han estado a la altura agradeciendo la bajada de temperaturas, solo falta que caiga ya el liquido elemento, que tanta falta hace. El postor asoma ya por nuestra espalda, le comentamos donde están las reses y se presta amable a tomarnos unas fotografías. El día había sido magnifico y debía quedar documento gráfico de ello, de todas maneras dudo mucho que lo vaya a olvidar.
Salva, Dani Marín, Pedro Armenta, Rafa Alcaide, Gitanillo y Joaquín Borland esperando las reses.
Ya en el cortijo las caras sonrientes del personal delataban el éxito de la jornada, mas de uno cubrió expediente con nota. Unas judías en compañía de buenos amigos y a la vera del bueno de Manolin Navas dieron tiempo a que llegaran las reses que dieron fe del gran día que tuvimos la suerte de disfrutar los afortunados que estuvimos. Desde aquí mi mas sincera enhorabuena para la propiedad, así como para mi buen amigo Nino Barrios como gestor de la finca. Me alegra que tu trabajo se haya visto recompensado, no es facil matarle casi 50 marranos, más venados y ciervas a esta finca.
Junto a Nino Barrios, "culpable" en mucha medida del buen día que echamos, enhorabuena figura.
Rorry, el sábado en Hornachuelos vi una furgoneta blanca muy limpia y cuidada con unos perros atravesados y podencos berrendos mu bonitos con divisa verde y naranja y un hierro con una V metida en un círculo. Según ví monteaban en San Bernardo... sabes de quien son?
ResponderEliminarCreo que son de Javier Manrique.
ResponderEliminarAsi es. Yo coincidi con ella el año pasado tambien en San Bernarndo, estuve el primer dia de los dos en que se dio esta finca de Hornachuelos. Luego no he vuelto a coincidir con esta rehala monteando.
ResponderEliminarEfectivamente son de Javier Manrique.
ResponderEliminarCreo que tiene los perros en Cáceres según me comentó el perrero (nunca los había visto antes), el cuál me pasó por el puesto el día 24 del mes pasado cazando "la Baja". Para las reses y el calor que hacía y ser principios de temporada ví los perros muy en forma.
rorry los marranos en estas fincas si es facil pillarlos,ya que no se pueden salir,otra cosa es sacarlos.saludos
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