Es una casa donde se piensa y requetepiensan todos los detalles, no dejando nada en el aire. Tanto padre como hijos se vuelcan completamente en ese día, el gran día, el de su montería. Cada puesto está donde está por alguna razón, y siempre se experimenta con alguno de nueva ubicación, al que por cierto nunca le sobran pretendientes porque conocemos el buen ojo que tienen para este tipo de experimentos.
Raúl, perrero de Cruz y Alcaide, Joaquín, perrero de Borland y Alfonsito Enríquez antes de partir hacia la mancha.
Y que buena cuadrilla nos reunimos. Grandes amantes de la montería, de esos que aburrimos al foráneo con el mono tema cuando nos juntamos tomando una cerveza. Rehalas, de lo mejorcito, ya no sólo por sus buenos perros sino por el compromiso y la profesionalidad de unos perreros que se dejan la piel cuando van a casa de un amigo al que aprecian y valoran. Si encima el trabajazo en cuidar la mancha que se ha dado la propiedad tiene sus frutos, poco, o mas bien nada más, se puede pedir.
Cruzaos de Pedro Armenta, divisa amarilla.
Mi puesto, muy bonito, de esos que invitan a cargar a prisa y corriendo el rifle porque te da la sensación que al poco de trasponer el cerrete los coches de la armada vas a tener las primeras reses a tiro. Ya me comentó Martín al preguntarle por el puesto que me había dado que se trataba de una silleta muy bonita y de la que más tarde me dieron muy buenas referencias los "Rafas" (Alcaide y Cruz) pues estuvieron hace dos años allí puestos. Álvaro, se quedó en el puesto anterior al mío, y me llenó de ilusión verlo como un niño chico, nervioso y con ganas de darle más de un susto a algún venao, estrenando por fin su 8x68.
Martín y José Ignacio rodeado de sus amigos antes de salir hacia las posturas.
No habían pasado ni diez minutos cuando un tocón se mete encima mía, sin inmutarme y con el aire a favor se para a menos de 20 metros. Que bella imagen el verlo a tan próxima distancia. Con el ruido provocado por los furgones de los perros, se sienten las primeras carreras, una cierva y su chota cruzan por el cortadero. El nerviosismo de los canes, impacientes en los camiones, aguardando la hora exacta de la suelta provoca el continuado vistazo al reloj deseando que se produzca la suelta próxima al cortijo.
Manolo Pérez, padre e hijo, pasando revista a sus perros antes del partir de las armadas.
Únicamente Prosineski, perrero de Manolo Pérez, pasó por mi postura y me echó alguna cierva cuando ya venia de vuelta camino del cortijo. El comentario fue unánime, magnífico el trabajo de los perros y de los perreros. Me quedo con el hecho de que algún que otro amigo, poco puesto en esto de las rehalas se acercara a preguntarme de quien eran los perros de tal o de cual collar pues había disfrutado una barbaridad viéndolos trastear frente a su postura. Así es como uno se aficiona de verdad y no pegando tanto tiro.
Collera de podencos de Manolo Pérez, divisa marrón y collarín de la bandera nacional.
Los tiros no cesaron en toda la mañana, a mi espalda sentí a Grego tirar en varias ocasiones, a mi izquierda los "petardazos" del 8x68 de Álvaro me hacían pensar que estaba disfrutando de lo lindo y los ánimos de los perreros a sus bravos perretes confirmaban que estaban saliendo marranos de las caídas al río. El duro trabajo del verano y el mimar de los días previos estaban dando su resultado.
Álvaro, Joaquín, José Ignacio, Martín, Juanele, Javi, Alfonso, Rorry y Álvaro esperando las reses.
En el cortijo, todo caras de satisfacción. Casi todo el mundo había tirado y sobretodo había disfrutado con el día, valorando el buen trabajo de las rehalas. La comida de categoría y el potaje de los de echarse a llorar, sensacional. Luego, con las reses ya recogidas, y con la tranquilidad del trabajo bien hecho, momento de un "refresquito" dando el parte del día a unos anfitriones que habían conseguido que disfrutáramos de un día inolvidable entre amigos y con un gran resultado. La cosa se alargó y como no podía ser de otra manera quedamos los íntimos, es decir, los de siempre.
José Ignacio comenta el resultado en la junta de carnes con Cristiano, perrero de Pepe Ortega, y Rafa.
Desde aquí, un fuerte abrazo a Martín y a José Ignacio, cuando las cosas se hacen así, es difícil que no salga todo tan bien. Enhorabuena amigos.
Alfonso, Manolo, José Luis y Joaquín celebrando el resultado con Martín.
Buena crónica Rorry,y arregla lo de las fotos que no se pueden abrir. Un abrazo.
ResponderEliminarSaludos MR.
Que buenas crónicas Rorry! Sigue así.
ResponderEliminarPor puntualizarte un "detalle". La rehala:
- José Miguel Sanchez. Perrero: Pepe Sartén Chico. Divisa: Bandera nacional sobre fondo azul.
Que nos comentas, irá con don José Miguel Sánchez "el anchoa" gran aficionado conocido por todos. Lo cuál no quita que la propiedad de esos espectaculares podencos (magistralmente dirigidos en el campo por "sartehne" como le dicen en la sierra), aunque desgraciadamente no monteen con su nombre, es de don Eduardo Cadenas de Llano.
Un saludo
Amigo,
ResponderEliminarMe gustaria poder dirigirme a usted por su nombre, pero al no conocer quien firma el comentario mi respuesta es un tanto "apersonal".
De sobra es sabido que a día de hoy la propiedad de la rehala de collares bandera nacional sobre fondo azul es de D. Eduardo Cadenas de Llano y Naranjo (www.rehala.com), el hecho de plasmar en mi reseña sobre las rehalas a D. José Miguel Sánchez "El Anchoa" es por respetar la lista de rehalas y divisas tal y como la propiedad tuvo el detallazo de reflejar en el plano de la mancha a batir que acompañó junto al sobre de cada puesto.
Un saludo,
Rorry Barbudo
Rorry,
ResponderEliminarNo sé quien te escribiría ese comentario. Pero me parece un comentario muy acertado.
El que la propiedad colabore a este tipo de errores hace mucho daño a nuestras rehalas. Las rehalas son de quien son. No de quien "montee" con ellas.
Se está haciendo mucho daño, tanto desde los "no-aficionados" que llenan nuestras sierras como desde la Administración al mundo de la rehala, como para que, además, se omita el nombre del auténtico "Dueño de Rehala"(tan bien descrito por el maestro Juan de Dios Olías). El que, por desgracia, es el gran perjudicado del momento montero en que vivimos.
Es, sin ninguna discusión, el único que pierde mucho tiempo y dinero por la simple afición de disfrutar de sus perros. Otorguémosle, simplemente, el gusto de nombrarle cuando sus perros trabajan altruistamente para nosotros (no lo olvidemos) en nuestras sierras.
Sin más, un saludo.
_Juan F-M
Gracias Juan por participar, sabes que soy de tu misma opinión. Me alegra que un gran dueño de rehala, como te considero, siga mi blog.
ResponderEliminarPor petición popular corrijo mi error.
Un saludo y gracias a todos por participar,
Rorry Barbudo.