Parecía que nunca iba a llegar el día, mucho tiempo con la fecha marcada en el calendario, muchas charlas sobre el estado de la mancha, muchos partes desde la propiedad y guardería, en resumen: muchas ganas de que llegase el día grande de esta magnífica finca de nuestra Sierra de Hornachuelos.
Nuevos aires, después de muchos años, en relación a la orgánica. En mi modesta opinión, ni peor ni mejor, simplemente otra de las conocidas. El mal regusto dejado por los anteriores hacía que la novedad llevase de la mano expectación y más sabiendo que habían puesto mucho de su parte para que la finca estuviese cargada de reses: no había faltado comida en todo el verano y la tranquilidad de tener todo vendido desde tiempo atrás únicamente provocaba que se aguardara con ganas la llegada del día "D".
El rezó fue seguido con respecto por los monteros presentes.
Que bella estampa la de los podencos de Vadillo (divisa a franjas grises y rojas, collarín verde)
Tiros se sintieron pocos, al menos desde la traviesa de Los Hornillos, desde donde pude ver mucho movimiento por El Cerrejón, madre de esta finca. En cambio a pesar de no sentir mucho tiroteo el resultado cumplió. Se sobrepasaron las 55 reses, destacando dos marranos sensacionales, un par de venaos bastante buenos y un gamo. Tratándose de una finca abierta, dando a la carretera y teniendo en cuenta que días anteriores se habían monteado las fincas linderas, el resultado tiene poco que objetar. Yo, personalmente me quedo con un sabor un tanto amargo, y es que conocía lo bien que ha llegado a estar la mancha semanas antes, lo tomada que la tenían los guarros y los cinco o seis venaos de buen porte que rondaban los comederos en berrea. En fin, es lo que tienen las fincas abiertas y es lo que tiene que se marque la fecha con tanta antelación y no se sepa rectificar para darla cuando hay que darla.
Guardería de Zahurdillas y Los Corrales junto a un bonito venao abatido en la armada del Río.
Como año tras año, este es ya mi cuarto año monteando Zahurdillas, me quedo con el buen trato que ofrece la propiedad, D. Andrés a la cabeza, así como la guardería (Ángel, es un fenómeno) que amablemente abren las puertas de su casa en este día y se preocupan por los amigos. Como no podía ser de otra manera volví a ser de los últimos en salir del cortijo, del que cuesta mucho salir cuando se repasa la actualidad campestre junto a la chimenea, el agua de fuego y el pastelón cordobés.
La foto en el poyete del cortijo, todo un clásico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario