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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El Álamo I (Villaviciosa, Córdoba)

No había tenido la oportunidad de montear antes en esta finca cordobesa próxima a El Vacar, eso si, me habían hablado de ella una barbaridad. Muchos amigos la montean año tras año y es raro que no se les de bien. Se echaron dos manchas, sábado y domingo, pocos puestos y con cupo corrido para los dos días: cuatro venaos y un gamo.

Dani, Gitanillo, Iñigo y Luis antes de sacar las primeras armadas.

El primer día monteamos la mancha que pega con Campo Alto, quebrada y con zonas de pinar y encinares. La junta pegando con la antigua carretera, antes de llegar al polvorín del Vacar. Después de unas rebanadas de pan frito y un chocolate caliente, el sorteo y el rezo. A las primeras armadas se les dio tiempo pues debían cerrar la mancha, cosa que nos permitió a los que salíamos de los últimos poder echar un buen rato con la gente del perro, que suelen dar cara en los desayunos cuando uno esta sacando los trastos de matar en su postura.

Buen ambiente se respiro el primer día en El Álamo.

Los que íbamos a marranos saldríamos de los últimos, con el consiguiente nerviosismo que produce este hecho y mas teniendo en cuenta que muchos éramos jóvenes y buenos aficionados. Recalcar este detalle que tanto ayuda a nuestra montería, que gran idea la de rellenar huecos en portillos, vereas, agujeros y demás con puestos de cochinos para gente joven llena de afición. Con ideas como esta se refuerza la montería, llenándola de ilusión y sabía nueva. Enhorabuena al Flores por tan brillante idea.

Dos personajes de nuestra sierra. Rafael Ruíz y Rafael Borland.

Mi puesto en una ligera vaguada próxima a la tela de Campo Alto, con jarillas y jaguarzos, que me hizo pensar que podría escurrirse por allí algún marranete buscando alguna gatera de la malla, situada a mi derecha. Aun así tenia mejor pinta para cervuno, como así fue, viendo correr bastantes reses por mi tiradero, incluso antes de soltar.

Me soltaron justo delante las rehalas de: Madueño (divisa verde con franja blanca) y del Chaleco (divisa a franjas blancas y rojas), este ultimo me animo al pasar, diciéndome que me echaría un marrano, y lo echaron, pero corrió hacia el puesto anterior al mío donde Luís lo apiolo, tratándose de un magnifico cochino. Por la espalda me entraron los perros de Espejo (divisa a franjas verdes y blancas con collarín de la cencerra rojo) y de Pedro Armenta (divisa amarilla), que remataban a la altura de mi postura, dando media vuelta y tomando camino de su suelta. Ya solo me quedaba la esperanza de que Madueño y Chaleco, al volver levantaran algún cochinete pero no hubo fortuna.

"El Orejas", rehala de Espejo, llamando para volver pa´tras delante de mi postura.

Ya en el cortijo tiempo de contar cada uno su día tomando una cerveza. Poco a poco iba llegando el personal denotándose que con el cupo corrido la gente se había "cortao" al tratarse del primer día. Un guiso de trompitos y caminito a la junta de carnes donde el eficiente trabajo de los arrieros permitió disfrutar del plantel completo aun con la luz del sol, cosa que es de agradecer y a los que nos gusta hacer fotillos nos facilita la labor. Más de cincuenta reses entre venaos, gamos y cochinos, no esta nada mal.

Lourdes contenta, con su cochino de El Alamo.

Dejando hacer a los carniceros volvimos al cortijo donde pegados a la chimenea nos tomamos unos dulces rodeados de buenos aficionados y prometedores monteros jóvenes. No era cuestión de alargar mucho que al día siguiente había que darle el segundo golpe, pero ciertamente costaba salir de tan buen ambiente.

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