He escrito bastante de esta finca, le tengo un cariño especial, tanto a la finca en si como a sus propietarios, con los que me une una gran amistad. Han sido ya varias las reseñas que he escrito sobre esta montería en la revista Cazadores, pues son ya cuatro años los que he tenido la suerte de montearla. Dos años con el cura Ventura y Juani, y estos dos últimos con Monteros del Sur.
Muy buenos aficionados se dieron cita en la Aljabara de Spínola.
La junta, donde de costumbre. Mira que tiene miga el sitio donde se hace la junta, pues al final entran los coches de los ciento y pico puestos que se montan cada año, increíble pero cierto. Mucha gente conocida del ambiente montero cordobés y algún foráneo que le ha cogido cariño desde que la monteaba con los malagueños y continua fiel a la cita. Es que es una montería que engancha, tiene mucho sabor.
José Ignacio, Álvaro, Alvarito, Martín y Manolo antes de salir a sus puestos.
Tras un sentido rezo y una emotiva salve a la Virgen de la Cabeza se dio paso al sorteo. Juan de Dios fue el encargado de ir llamando a los monteros que fueron desfilando por la mesa en busca de la bolita. Mientras la gente seguía saludando, y es que allí nos juntamos muchísima gente. La salida de las armadas ordenada y veloz.
Guapas monteras en la junta de la Aljabara.
La niebla parecía que no iba a levantar nunca, estaba espesa aunque el sol pretendía hacer acto de presencia y ya se sabe que cuando quiere lo consigue, como así fue. Hasta cerca de las doce y cuarto pude contemplar el buen puesto que nos había tocado, ya nos lo había comentado José Antonio cuando salíamos camino de la mancha. Amablemente, como siempre que vamos juntos, Rafael me dijo que me prepara que iba a tirar yo primero, que de todas las veces que habíamos ido juntos aun no me había estrenado y le hacia mucha ilusión.
Cuando levantó la niebla pudimos ver nuestro tiradero.
Por la derecha sentimos a Perico, perrero de la rehala propiedad de Antonio Ángel Marín (divisa azul y collarín azul). Él iba a ser el encargado de darle a la umbría frente a nuestra postura. Sus podencos blancos como la leche, movieron muchas reses, pero nada, ciervas, chotas y varetos. Que bien ha andado esta rehala siempre, y en la Aljabara no fue menos. Las continuas ladras nos tenían en tensión pero falsas alarmas, mucha hembra con sus crías. Únicamente faltaba que le dieran al cerrete de nuestra espalda, era nuestra única esperanza.
Cuando entraron los perros en aquel montarral se lió la "marimorena", ladras y tropeles en todas las direcciones, para variar, ciervas. El puesto de al lado si tiro, y tanto que tiro, seis reses cobró. Incluido una marrana que le cantaron los perreros en el último achuchón al cerrete. En el ultimo momento levantan un venao, que se había quedado encamao, de nuevo en el mismo sitio donde había caído el del remate. Rafael apoyado lo tira y lo hace un taco, otros doscientos y pico metros, mucha tela pa´mi.
Ya de vuelta pasan por el cerrete también las rehalas de Borland (divisa azul con franja negra y collarín amarillo) y la de Ricardo Torres y Fernando López (divisa naranja y verde) que levantan más ciervas. Recogemos y nos acercamos a marcar los dos venaos, comprobando que el primero venia dando sangre. Se lo hacemos saber al vecino y cogemos camino del cortijo.
Joaquín Borland en la mano alta y Pepe "El Indio" por la baja en el cerrete de nuestra espalda.
Poco a poco va llegando la gente, los hubo con suerte, cobrando varios mas de cinco reses, muchos de uno o dos venaos y pocos muy pocos que se volvieran bolos. Se escuchaban los primeros cálculos y todos hablaban de más de cien reses, marranos al menos dos muy buenos y en general caras de satisfacción.
Las rehalas en líneas generales sensacionales, así me lo hicieron saber muchos amigos que algo saben de esto. Se agradece que se traigan buenas rehalas a la Aljabara, es una mancha que las necesita y que luce muchísimo cuando se montea con rehalas de categoría. En este sentido no se le puede reprochar nada a la propiedad y la orgánica pues ambas se encargan de avisarlas.
El dueño de rehala cordobés, Diego Gª Courtoy, cobró este buen navajero.
Tras llenar el buche en el patio del cortijo pasamos a ver las reses a la nave contigua. Por cierto, que lastima que luzcan tan poco en el interior de la citada nave. En ella ciento y pico venaos y casi cuarenta marranos, dos de ellos impresionantes. El de los hermanos Glez de Canales y el del dueño de rehala Juan Corral, que pena que no pudiéramos abrirle la boca a este ultimo, pues era primo-hermano del otro. El pobre de Juan, se quedo buscando perros en la suelta, y no pudo presumir de trofeo.
Los hermanos Glez de Canales contentos con su berraco del Retablo.
En la Aljabara de Spínola se volvió a dar un monterión, sobrepasándose sobradamente las cien reses, cosa nada fácil hoy día y más tratándose de finca abierta. Enhorabuena a la familia Spínola y a la peña Monteros del Sur.
La propiedad de la Aljabara de Spínola posó junto a uno de los mejores marranos de la montería.
Bonita crónica Rorry.....Y MONTERIA en mayúsculas,eh????con sabor...
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa Alcaide