Allí nos esperaban la avanzadilla, que sentados en el brasero echaban al buche la primera cervecita. Tras saludar, descargar los coches y arrimarnos una "miaja" a la candela, comentamos como había ido la cosa en la Aljabara, además de ponernos al día unos y otros. Los previos, que se le suelen llamar, tan importantes en esto de la caza y que forman parte primordial de este veneno.
Al día siguiente se echaba Nava Obejo, allá por donde uno tiene que elegir si tirar para Alcaracejos o para Badajoz. El coto lo componen varias fincas, al pasar con el coche no pasa desapercibido, un cerro tremendo de coscoja que imponente se observa a mano izquierda. ¿Cuantas veces abre comentado con mi amigo Álvaro, camino de su casa en Villanueva del Rey, lo duro de aquella mancha? Cienes y cienes, que diría el bueno de Capi.
Luís convocó a un grupo de aficionados de verdad. Con muchos tiros pegaos y con la ilusión de un novel. Todos con el deseo de poner patas arriba un marranaco como el de Martín de hace unos años, a sabiendas que eso era cosa complicada.
La plantilla: Álvaro, Luis, Álvaro, Martín, Simón, Antonio, Rorry, Alfonso, José Ignacio, Luis, Joaquín y Nono.
La mesa camilla, junto a la chimenea nos fue reuniendo en torno a ella. Allí se habló de montería, de rifles, de calibres, de visores, de safaris, de recechos, de aguardos, de fincas, de perros, en fin de lo que nos gusta. Mientras, Luís padre se daba sus paseitos a la cocina (que pillaba muy a mano) y nos iba cuidando el estomago. ¡Como nos pusimos! Ni que decir que aquello se alargo más de la cuenta, pero es que la junta nos pillaba muy a mano y es que allí se estaba "mu" a gusto, joé.
Martín y Alfonso le dieron un repaso a los calibres del mercado.
La mañana se presento fría y con una niebla de dos pares. José Ignacio se empeñó en que aun estando en la misma finca no llegásemos los primeros a la reunión, si nos descuidamos aun esta buscando su chamarra. Las migas con chorizo fueron ayudando a espabilar al personal. La niebla, densa, no permitía que las armadas fueran saliendo, así que tocó esperar junto a la candela.
Alfonso, Luis, Joaquín, Álvaro, Álvaro, Martín, José Ignacio y Nono antes de sortear.
El responsable de meter la manita fui yo (un día me la corto), iba con Nono al puesto, por cierto: peazo de aficionao. El 4 de la armada de "Carriles", la cara del personal al preguntar era menuda. En fin, no había estado yo muy fino pero desde luego con esto de los marranos nunca se sabe y en el sitio menos pensado te lo pasas como los indios. El puesto no era feo, un morrete sucio muy cerrado de monte en el que había uno o dos clarillos donde poder tirar. Había que estar atento y rápido. A nuestra izquierda imponente el cerro "Estrella" cubierto por la niebla, impresionante.
Desde el 4 de los Carriles, imponente el cerro Estrella.
Lejos sentimos los primeros tiros chorreaos, que nos hicieron pensar que había algún marranete allí metió. Parece mentira, con lo cerca que trabaja la gente de las minas a diario. Las primeras ladras no tardaron en sentirse, alguna hasta se nos metió encima pero no conseguimos clarear lo que iba delante de los canes. Con la llegada a nuestro puesto de las rehalas se levanto un venao que cantaron los perreros, no llegamos a verlo. Remataron los perros frente a nuestra postura y volvieron hacia la suelta. Hablar de las rehalas que pasaron por mi postura es ganas de cabrearse, pero es que es de vergüenza, perros de chichinabo que no se separan de los zahones del perrero ni diez metros, y como se separen ya están pegándole una voz. Vaya que se pierdan y haya que esperarlos, en fin, que os voy a contar que no sepáis. Luego me dirán que siempre hablo de las mismas y esas cosas, pero es que como tenga que decir nombres, apellidos y divisa (que las sé perfectamente) de las que pasaron delante de mí...callaito estoy más guapo. Hizo bien Luís en no sacar sus perros a montear, que todo lo malo se pega y bastante bien están andando sus perros.
Desde mi postura poco pudimos disfrutar del trabajo de los perros.
Se presentaron una docena de marranos, un buen navajero y el resto "gente menuda". El macho, por supuesto, con su correspondiente discusión, un clásico. Domingo, el día se cerraba y la pelua iba dejándose notar. Nos despedimos y tras recoger trastos en el cortijo de Nava Obejo, merendola en el surtidor Villaharta y pa´casa.
Rorry, José Ignacio, Álvaro, Luis, Álvaro y Alfonso en Nava Obejo.
El fin de semana divertidísimo, sin suerte pero ya llegaran días mejores. Estoy seguro que pocos cambiamos un enreo como el que organizaron los Luises, padre e hijo, en su casa de Nava Obejo. Montear es mucho más que llegar al puesto y soltar tiros, y echando días como este, uno aviva su pasión por el campo y la montería. Gracias compañero.
RORRY PENSANDOLO BIEN MEJOR QUE NO ECHES REHALA PORQUE CABALLERO NO TE PIERDES NINGUNA , NO PARAS, LA NOVIA ESTARA MUYYYYY CONTENTA CON VOS Y SU HOOBY.
ResponderEliminarA.AGUILERA
Es un placer montear con tanta gente joven y aficionada!! Un fuerte abrazos a todos!
ResponderEliminarAlfonso E.
Tanto el caseron como la finca es del club de cazadores asland todos los años se contrata las mismas rehalas dime cuales son las de chichinavo para no contratarlas mas.Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por participar y seguir el blog. Siento no saber con quien hablo para poder saludarte y charlar del tema la próxima vez que nos vieramos monteando, en Nava Obejo o en cualquier otra mancha.
ResponderEliminarSi, correcto. El caserón donde se celebró el sorteo y posterior almuerzo pertenecen al Club de Cazadores de Asland.
La decisión de avisar a las rehalas es del club y no mia. Si repiten año tras año es porque se estara contento con su trabajo, a mi personalmente me decepcionaron, siempre aclarando que fueron las que yo vi pasar por mi postura. No se puede generalizar, yo hablo de lo que ví.
Rorry Barbudo.