Suelta de la rehala de Hinojosa en Cerro el Fraile.
Precioso podenco de Antonio Angel Marin (divisa azul y collarín azul).
Joaquí Borland junto a su alano Tarzan en Cerro el Fraile.
UA-111663215-1
UNA REHALA
No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.
Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.
EL PERRO DE REHALA
El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.
Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.
Suelta de la rehala de Hinojosa en Cerro el Fraile.
Precioso podenco de Antonio Angel Marin (divisa azul y collarín azul).
Joaquí Borland junto a su alano Tarzan en Cerro el Fraile.
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