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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

jueves, 11 de febrero de 2010

El Pantano (Espiel, Córdoba)

El Pantano es como en el mundillo montero cordobés se denomina a los alrededores del embalse de Puente Nuevo. Son terrenos que fueron propiedad de Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Hoy día, con el cambio de competencias, han sido transferidos a la triple A (Agencia Andaluza del Agua).

Desde hace ya tropecientos años, los hermanos Mané y Javier Giménez son los encargados de organizar las dos manchas con que cuenta El Pantano. A la primera por coincidirme con una de las aventuras de Encinasola, me fue imposible asistir. La segunda mancha, Don Quiles, estaba prevista echarla el día dos de Enero pero se suspendió por el mal estado de los caminos. Finalmente se marcó para el fin de semana pasado.

Mucha cara conocida se da cita en las monterías de El Pantano.

Si hay un calificativo que defina a la perfección estas dos monterías en lo abierto de la zona de Espiel y Villaviciosa de Córdoba es: auténticas. Allí se respira un ambiente montero muy añejo. En cierto sentido es como desplazarse unos pocos de años atrás. Ninguna parafernalia de esas de ahora. Son días de montería de las de verdad, de las de aficionados.

Berrendo de la rehala de Pepe Ortega.

Rehalas, una plantilla sensacional. Es una alegría llegar a los barracones, junto al camping de Puente Nuevo y saludar a Pepe Ortega, Antonio Velasco, Poley, Juan Corral, José Mari Cabanás, Juanillón, Pedro Mohedano o Diego García Courtoy, entre otros. Se agradece que se cuente con tan buen material.

Álvaro, Juanma, Miguelo y Álvaro Morales antes del sorteo.

Muchísima cara conocida de Córdoba y algún que otro extremeño, entre los asistentes. Desayuno lo justo, una copita y andando para la mesa del sorteo. Allí Mané, inquieto, buscaba algún despistado que faltaba por meter la manita para así terminar y dar paso al rezo. Mi padre sacó el número uno de Los Cerezos. No encontramos muchas referencias. La única de Javi Giménez, que al decirle la armada me comentó que los números altos eran los que mas le gustaba. ¿Para que preguntare?

El momento del sorteo.

Orden de salida, los terceros. Podía asomarme tranquilamente a los camiones de los perros a saludar. Allí encontré a Pedro Mohedano con el que estuve charlando un buen rato, salude a Cristiano, el de Pepe Ortega, y cuando acordé ya estaba mi padre en la fila de coches de la armada. Nos íbamos ya.

Javier y Mané Giménez durante el rezo.

Entramos por el camino que va hacia La Lagartijera y El Algarrobillo, pasando el Collao de los Venaos a la derecha. Pasando por el Arroyo Bejarano, entramos ya en la mancha. Los primeros en quedarnos fuimos nosotros. El puesto en la misma caja de un arroyo con poca pendiente a ambas márgenes y separando, un pinar limpio pero denso de un morrete de jaras con pinos en su corono. A nuestra espalda una ladera de chaparros con poca visibilidad. No acababa de verlo del todo.

El número uno de Los Cerezos.

Sentimos tirar al puesto siguiente conforme iban poniéndose el resto de posturas de la armada. Habrían levantado algún venao, pensamos. A nuestra espalda también tiraron cuando empezamos a sentir las rehalas camino de la suelta. Por nuestra ajustada postura ni un jopo.

Vista del número 1 de Los Cerezos.

Los primeros perros en dar cara por nuestra postura venían tras los pasos de una cierva que nos sorprendió por la izquierda. Traían collar y collarín de la cencerra naranja, eran berrendos de Ortega. Las voces de Cristiano se sentían a lo lejos. Conforme iba transcurriendo la mañana se iban escuchando cada vez más tiros. Parecía que aquello estaba animadillo.

Berrendo de Ortega tras los pasos de la cierva.

Por la espalda una ladra nos hizo intuir la carrera de una res detrás de las copas de los chaparros. Al instante sentimos los tiros. Por la espalda nos llegan los rubios de Jesús Bernier con divisa amarilla. A Rafael "El Poenco", perrero de Bernier, ni siquiera lo sentimos. En el pinar de nuestra derecha, sentimos latir un valiente de Ortega. Parece a cochino, atentos escudriñamos las terrazas de los pinos pero no conseguimos distinguir nada, parece que corrió hacia arriba.

Rubio con divisa amarilla, de Jesús Bernier.

Después de esta ultima ladra, solo una cierva nos alertó. Por sus pasos un podenco fino con collar rojo y collarín de la cencerra blanco, en el costillar JP, era de Poley. Las caracolas empezaron a sentirse en los puntales, aquello estaba finiquitado. Otro bolo para el currículum, vaya final de temporada.

Podenco de Poley. Divisa roja y collarín de la cencerra blanco.

Una vez ya en los barracones, junto a la presa, momento de recuperar fuerza. Cada uno saca su taco y a las escaleras, a compartir con el compañero un poco de tortilla, embutidos, empanada, cinta de lomo y tinto que no falte. En fin, lo que buenamente haya podido traer cada uno de casa. Que imagen mas bonita ver el escalerón repleto de monteros intercambiando fiambreras y ofreciendo al compañero de sus alforjas.

Curiosa la imagen del taco en los escalones.

Se iba haciendo recuento, allí había chicha. Muchas puestos habían tirado, la sorpresa la cantidad de venaos que se estaba contabilizando. Alguno con calificativo de pavo. Por cierto, el pavo en cuestión desapareció rápidamente de la junta de carnes, sin dar oportunidad a que lo disfrutáramos el resto de monteros. Mal detalle por parte del afortunado, quizás sospecharía que se lo pudieran discutir. Si es así, digo yo, que por algo seria.

Bonitos los venaos cobrados en El Pantano.

Escuche a Mané comentar que los perros habían cogido un marrano tremendo, por lo visto eran los de Mohedano. Tarde poco en buscar a Pedro que me describió con pelos y señales como había sido el lance. Orgulloso me comentó como Mané al enterarse de la noticia, aun en el campo y sin ver los colmillos del cochino, le dijo: Pedro, ese cochino es para ti, es la recompensa por alimentar y cuidar buenos perros. Quedan todavía señores en la sierra.

Marcos, Fede y Moyano en El Pantano.

Poco a poco se echaba la tarde, faltaba un solo remolque. En el debía venir el bichaco. Pedro impaciente y contento describía a unos y a otros como había sido la pelea de sus valientes, dos salieron mal heridos. El remolque llegó, pero allí no venia. Incertidumbre, nerviosismo, preocupación,...Pedro y yo, pedimos permiso a Mané y a Javier para ir a buscarlo. Le indicó a mi padre que se baje a Córdoba, ya me llevará alguien a casa.

Le transmito mi preocupación a Pedro, sinceramente pensaba que el marrano se lo habría llevado algún listillo. La verdad que aquella zona tiene mala fama para estas cosas. Mohedano convencido de que tenia que estar allí conduce seguro por los carriles. Por el camino, Juan Corral y Poley buscando perros. A los perros de este último, un pastor se había liado a tiros con ellos, de vergüenza.

Nos empezamos a orientar y Pedro, recordando las posturas por las que pasó localiza la cañá donde debía estar el berraco. La noche se iba echando, nos quedaba poco rato de luz. Caminamos entre los pinos y viendo los sucio y quebrado que estaba aquello empecé a recobrar la confianza: ese marrano tenia que estar allí. A lo lejos divisó una tira blanca en un chaparro, me acercó rápido, detrás Pedro seguía reviviendo el lance para ver si así conseguía dar con el bicho. De repente la voz me sale del alma: ¡Pedro, aquí esta el marrano!

Le doy la enhorabuena, un par de fotos con el móvil (con las prisas me deje la cámara en el coche) y rápido de vuelta. Pedro, tenia un especial interés en que llegara a los barracones para que lo vieran Mané y Javier, pero cuando llegamos allí no había nadie. Mané con dolor de espalda se había marchado a casa, y Javier nos esperaba junto a Alvarito Pedregosa y a Javi, su hijo, en el Laura, en El Vacar, donde paramos a enseñarles el trofeo. Todavía Pedro volvió a ofrecerle a Javier los colmillos, y de nuevo Javier le insistió en que eran para él. Entre señores es todo más fácil.

Pedro Mohedano con el marrano que le mató, a cuchillo, a sus perros en El Pantano.

En fin, monterión en la segunda mancha de El Pantano: treinta y cinco cochinos y once venados. Estos últimos muy bonitos en general. Desde aquí transmitir, de nuevo, la enhorabuena a Javier y a Mané. Animarlos a que continúen manteniendo el buen ambiente montero en las manchas de El Pantano.

1 comentario:

  1. Rorry solo queria que comentaras un poco mas sobre este señor Pedro Mohedano y su rehala que como esas ahi pocas en nuestras sierras. El dia 13-02-2010 monteo en una finca en Villaharta llamada "el lopillo" dio un espectáculo en unos lances con varios cochinos,y al regresar a la junta de carnes fue felicitado por todos.Bueno ya no tengo mas palabras para describir a este señor.Animo Rorry sigue asi con estas cronicas y hablando de Mohedano,buena suerte crack.

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