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UNA REHALA

UNA REHALA

No hay verdadera montería sin perros. Cuando se montea de verdad, es decir, con todos los elementos que el caso requiere, y entre ellos, y en lugar preeminente, varias rehalas punteras, éstas lo van diciendo todo. Lo van diciendo todo al que sabe escuchar, que no es fácil. Si sabe escuchar, aunque le haya tocado un puesto en que, por mala suerte, no haya tenido vista sobre el terreno, se habrá podido dar perfecta cuenta -siempre y cuando los perros sean de calidad- de todo cuanto ha sucedido en el día. Desde la hora en que se soltó hasta en la que se terminó la batida: de si ha habido interés o no, de si se ha tirado bien o mal, de si la caza ha corrido en dirección que convenía, de si se ha vuelto o de si no ha salido. En fin, de todo se habrá enterado y bien poco será lo que le puedan contar los que han tenido la suerte de presenciar el conjunto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

EL PERRO DE REHALA

EL PERRO DE REHALA

El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inverosímil -que los dos pueden ser de punta-, requiere, entre otras, las siguientes características principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cuál de ellas mas importantes, y si no las reúne es un perro incompleto.

Veinte Años de Caza Mayor. Conde de Yebes.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Los Cabezos (Hornachuelos, Córdoba)


Hugo me avisó el jueves para montear con él en Los Cabezos. Sin pensármelo le dije que contara conmigo. Se daba la segunda mancha, de grato recuerdo para mi, y es que mi mejor marrano lo cobré precisamente en esa misma mancha hace ya tres temporadas. No hace falta deciros el gran nexo de unión que me une a Los Cabezos desde aquel día.

A muchos les parece que Los Cabezos está lejos, para mí no. Esos cincuenta minutos de carril desde La Cardenchosa se hacen para la mayoría insoportables, y una prueba de fuego a su afición, sin embargo a mí me saben gloria. Pasando por Carboneras del Cervunal, La Carrasquilla, La Aguja, Los Azahares, Los Membrillos y El Barrero se llega hasta Los Cabezos. Una pista tan larga que da tiempo a rememorar excursiones pasadas y revivir una y mil veces el lance de aquel cochino en las caídas a las colas del pantano del Bembezar, dando cara a los cerros de La Baja. Cuando quise reaccionar, de tan bonito recuerdo, divisaba a lo lejos el cortijo, lugar donde se celebraría la junta.
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Aspecto de la casa de Los Cabezos un día de montería.

Los Cabezos es una finca muy montera, en ella se reúnen, año tras año, grandes aficionados y amigos de la familia Cañadas. La orografía del terreno facilita que existan unos puestos preciosos, de amplios tiraderos con grandes testeros que dominan mucha mancha. Este hecho ayuda a disfrutar el puesto viendo mucho movimiento de reses y permitiendo deleitarse con el trabajo de las rehalas.

Hugo en compañía de los Manolos. Vaya tres elementos.

Grandes aficionados se dan cita año tras año en Los Cabezos.

Después de saludar a tanta cara conocida, saborear un buen plato de migas y entrar en calor con una copita de aguardiente se pasó a sortear. Hugo me animó a sacar el puesto, por supuesto me negué. No estoy yo esta temporada como para presumir de manita y no me apetecía tener que cargar con ese muerto. El número uno del Acebuchal, no me pude resistir en comentarle lo poco que me gustan los números uno. Con razón me tachó de malaje. Rápido me acerque a la ortofoto dispuesta sobre un caballete para intentar localizarlo. No pude evitar el escudriñar dicho plano y buscar el puesto de mi cochino. ¿A quién le habría tocado?

Hugo, sorteando en Los Cabezos.

Antes de salir las armadas dio tiempo a pasar un rato con guías y perreros que poco a poco iban llegando y acercándose a charlar con unos y otros. Buenas rehalas se convocan para montear Los Cabezos, cosa que se agradece y que valoran los allí presentes. Con Miguel Ángel, perrero de Manolo Pérez estuve charlando un rato delante de su camión. Buena gente y gran persona Prosineski.

Miguel Ángel, Prosineski. Perrero de Manolo Pérez.

La neblina del amanecer se había ido levantando y el día se estaba quedando magnifico para montear, seguro que nos iba a sobrar tanta ropa. Nuestra armada no tardó en salir, y más temprano de lo normal estábamos camino de nuestra postura. José Miguel, El Anchoa, nos comentó que en nuestro puesto todos los años se tiraban por lo menos dos marranos. No hace falta que os explique cómo me puse de los nervios. Un catedrático de los cochinos, como lo es El Anchoa, sabe de lo que habla.

Junto a Pepillo Fragonetas y Bernardino. Dos artistas de nuestra sierra.

Después de bajar del coche tanto chisme como necesitamos los monteros, llegamos a la tirilla que nos señaló el postor desde el carril. El puesto era precioso, situado por encima del cruce de varios regajillos que iban a dar a un arroyuelo que recogía las aguas de estos. Dominar, dominamos los primeros regajos que se situaban a nuestros flancos, más sucio y tapado el de la izquierda. El de la derecha, de jaras con algún chaparrete, tenía mejor tiro y más visibilidad. De frente la cañá del arroyo y las distintas lomas que divisamos parcialmente tanto a un lado como a otro. Al fondo un pechete de jaras, bastante lejos, donde el arroyo giraba hacia la derecha. En fin, una maravilla.

Flanco izquierdo del número 1 del Acebuchal.

Con el paso del resto de armadas se empezaron a mover las ciervas, observando sus corridas para ir memorizando las vereas. A las doce menos cuarto se sintieron los camiones de los perros, que se repartirían en varias sueltas. Una de ellas a nuestra espalda. Fue a las doce en punto cuando soltaron. Los primeros perros en asomar por nuestro puesto fueron los podencos de Antonio Velasco (divisa y collarín de la cencerra rojo). Las voces de Andrés, El Mejicano, perrero de Velasco, se sentían cada vez más lejos por lo que no darían cara a nuestra cañá.

Hugo, atento al trabajo de los perros.

Los primeros tiros se fueron sintiendo, el movimiento de reses nos hizo estar en tensión en cada momento, pero todo eran pepas. Entre tropel y tropel aprovechamos para averiguarnos el taco, que como siempre que vamos juntos, preparamos a conciencia. Parecía que lo teníamos calculado pues para cuando los primeros punteros estaban apareciendo por el testero del fondo ya habíamos dado cuenta del tentempié. De frente, Juani, perrero de la rehala de Calixto Barba y Rafa Muñoz (la que fue de Jubel, para que nos entendamos) animando a esos bellos podencos blancos con divisa azul y collarín de la cencerra amarillo que tan bien andan por la sierra. Desde luego, que gran rehala esta. Lástima que no dieran con ningún marranete, únicamente ciervas.

Podenco de Calixto Barba y Rafa Muñoz tras los pasos de una cierva.

Entre charla y charla fue pasando la mañana, que buen tío Hugo. No se cansa de contar anécdotas, y mira que habla el joio. Los primeros coches se fueron sintiendo temprano, el día no había salido como se esperaba. Los marranos habían fallado y eso que comentaban por la mañana que aquello estaba bueno, pero no, no los pillamos. Aguantamos hasta el último momento, estábamos muy a gusto y hacía una temperatura sensacional. Por la espalda remató en nuestro puesto Oscar, perrero que fuera de Curro Vega, con sus podencos rubios con divisa de la bandera nacional. Otra rehala que va de categoría.

Rubio con divisa bandera nacional rematando en nuestra postura.

Recogimos y despacito nos marchamos al cortijo, por los puestos que pasamos, poca chicha. Mucha cierva y ni rastro de los cochinos. No se llegarían a las veinte reses entre venaos y marranos. Es una lástima que no se ponga un poquito más, que no se dé un paso más en Los Cabezos. Es una finca con muchísimas posibilidades, complicada, por supuesto, pero a la que personalmente pienso que se le debería intentar sacar un poco más. Somos muchos los que sentimos debilidad por esta finca, los que valoramos montearla pero como todo, hay que cuidarla y mimarla para que la magia que envuelve a una montería tan autentica no se pierda.

Siempre se respira muy buen ambiente en Los Cabezos.

La gente joven no falta en Los Cabezos: Faillo, Mero y Manolo.

La tarde pasa volando allí en el cortijo. Acuerdas y el sol se está tapando detrás de los cerros y en un momento se te echa la noche. Claro, lógico, muy buen ambiente el que allí se da cita y en el recuerdo aquellos fines de semana donde se monteaban las dos manchas, sábado y domingo. Aquello debía ser divertidísimo, quien lo pillará...

Preciosa estampa del podenco de Velasco.

No nos descuidamos mucho y salimos juntos Hugo y yo. Paramos en La Cardenchosa donde nos tomamos un café con Pepillo Fragonetas, perrero de Diego García Courtoy y Pepe Sartén, perrero de Eduardo Cadenas, grandes perreros los dos. Después cada uno en una dirección, Hugo de vuelta a Córdoba y el que suscribe dirección a Fuente de Cantos, que al día siguiente tocaba en la frontera con Portugal, pero eso ya queda para la próxima parrafada.

Desde aquí quiero agradecer a Hugo el detalle de avisarme para Los Cabezos pues estoy seguro que sabe perfectamente el valor sentimental que tiene y tendrá siempre para mi esta finca de nuestra cordobesa sierra de Hornachuelos. Gracias compañero.

5 comentarios:

  1. Muchas gracias por tan magnifica crónica. Leyendola se me ha quitado el mal sabor de boca que tengo desde el sábado por el resultado de la Montería que cuanto menos se puede calificar de decepcionante, al menos así nos sentimos los que de alguna manera somos responsables de la organización de la montería, muy decepcionados.
    Comentas que es una finca con muchas posibilidades y es cierto, y que se le debía sacar un poco más.
    Te puedo asegurar que no hay nadie mas interesado que nosotros en que los resultados de la montería sean lo mas satisfactorios posibles y más tratandose de una montería cuanto menos atípica (pues no es una montería comercial ni tampoco una montería de invitación). Se podría denominar como invitación a los gastos en la que todos los asistentes compartimos los gastos de la misma y vamos todos a sorteo.
    Personalmente no alcanzo a comprender el motivo por el cual hace unos años se contaron mas de ochenta reses entre las dos manchas frente a los de esta temporada (decepcionantes como ya digo) dado que en la finca lo que se han realizado ha sido a mi entender mejoras (limpia de pinos, comederos para cochinos...) Parece que la mala suerte se ha cebado con nosotros, el año pasado cuando la finca se encontraba muy buena de cochinos la climatología no acompaño y pocos días peores de montería recuerdo yo, y este año los resultados han sido los que no han acompañado.
    En cualquier caso vamos a intentar seguir haciendo las cosas lo mejor que sabemos poniendo todas nuestras ganas y empeño en mejorar estos resultados y poder corresponder todos nuestros amigos que año tras año han compartido dichas y desdichas con nosotros y a los que solo podemos agradecerles su confianza y comprensión.
    En cuanto a ti darte la enhorabuena por tan magnifico trabajo fomentado el buen hacer de las Rehalas verdaderas artífices de la montería y sin las cuales esto no seria posible. Y como no, desearte que pronto las suerte te acompañe y puedas abatir otro cochino como el de Los cabezos.

    Juan Caballero

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  2. Juan, muchas gracias por participar con tan completo comentario. Se agradecen tus sinceras palabras.

    Un servidor, como defensor de lo auténtico, de lo clásico y de lo abierto, como me considero, encuentro en Los Cabezos muchos de los ideales monteros que defiendo. Por esa razón y alguna otra, el que sienta tanta debilidad.

    De buena mano conozco las ganas y el entusiasmo que se esta poniendo por parte de la casa para conseguir buenos resultados, pero con mis comentarios no intento sino transmitiros ánimos y alentaros a seguir por ese buen camino. Los Cabezos, con todo lo que conlleva, ha constituido un grupo muy sano a su alrededor, el cual no se debe perder.

    De todo se aprende y quizás los resultados no sean inmediatos en esto de la cinegética pero con esfuerzos y mejoras, como las que se están llevando acabo, estoy seguro que un día llegará la ansiada recompensa.

    Un saludo y de nuevo muchas gracias por tu comentario. Mucho ánimo.

    Rorry Barbudo

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  3. Hugo Jordan de Urries18 de febrero de 2010, 14:10

    Querido Rodrigo:
    Ya llevamos juntos algunas monterías, y es todo un placer montear contigo.
    Y quisiera recordar, que en Los Cabezos, se han dado resultados de 50 a 75 reses (sin contar pepas) entre los dos días seguidos, cuándo monteábamos el fin de semana entero.
    Era, es y será, una montería especial, divertida como la que más y con mucho aroma.
    Buen trabajo, amigo, y un fuerte abrazo.
    Hugo Jordán de Urríes

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  4. Las fotos son estupendas y desde luego Hugo es el actor principal. Cómo no.

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  5. El comentario anterior tiene un cierto matiz irónico que no comparto y es muy posible que quién lo haya escrito tenga un insufrible complejo de inferioridad con respecto a Hugo, quién desde luego, ni se habrá molestado al leerlo.

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